sábado, 3 de junio de 2023

Cuando las fieras son el público

(AZprensa) Antiguamente había en todos los circos un número de fieras, es decir, un domador que hacía saltar y pasar por el aro a tigres y leones. Para ese número, la pista de circo se convertía en una enorme jaula a la que pasaban las fieras y así el público contemplaba tranquilo el espectáculo. Cuando llegó la democracia los estadios de fútbol se convirtieron en jaulas, como las que antes he citado, pero en esta ocasión las fieras no eran los futbolistas que estaban en el terreno de juego sino los espectadores. Esas jaulas se pusieron para evitar que los espectadores se lanzasen al terreno de juego para atacar a los futbolistas.
 
Antiguamente había en España un dictador y no había jaulas en los estadios, pero algo debió pasar con la llegada de la democracia que esos gritones pero pacíficos espectadores se convirtieron en fieras salvajes. Poco después se cambiaron las rejas por un foso para impedir que saltasen al terreno de juego, aunque -que yo sepa- nunca se pusieron cocodrilos en esos fosos. Y ya, finalmente, se cambiaron esos fosos por decenas de vigilantes de seguridad y de policías. En cualquier caso, las fieras seguían estando en las gradas, eran los espectadores.
 
Hoy día, cualquier medida es poca con tal de controlar a esas fieras… aunque todas esas medidas son realmente absurdas.
-          No se vende alcohol dentro del estadio pero sí en sus alrededores con lo cual los espectadores deben emborracharse antes de entrar al estadio.
-          A las bebidas que porten o que se las vendan dentro, se les quita el tapón, con lo cual si quieren tirarlas al árbitro -cosa que nunca hacen- solo tienen que llevarse en el bolsillo otro tapón desde su casa.
-          No se les deja entrar con termos, ni con prismáticos, ni con ningún objeto sólido visible, con lo cual -si quieren introducirlo- se las tienen que apañar bien para esconderlo en los calzoncillos, en los calcetines a la altura del tobillo, dentro del bocadillo, etc.
-          Al entrar se les cachea como a delincuentes. Ya saben ellos que si quieren introducir algo lo deben esconder bien por ejemplo una bengala dentro del bocadillo.
-          En partidos “de alto riesgo” hay más policías con ametralladora o a caballo que en la guerra de Ucrania. Y para sacar las entradas hay que dar nombre, DNI, etc.
 
En definitiva, a los estadios de fútbol antes iban personas muy maleducadas porque insultaban, pero muy pacíficas porque no provocaban ningún incidente ni alteraban el orden público, aunque dejasen seca la bota de vino. Ahora, en cambio, parece ser que a los estadios van salvajes violentos y terroristas a los que hay que atar corto y tener muy controlados con todos los medios policiales y de represión que sea posible imaginar, y aun así se producen altercados dentro y fuera de los estadios (sin duda incentivados por esa represión policial).
 
En fin, paradojas de la vida: Antes, cuando había un dictador, la gente era libre y pacífica; ahora, con la democracia, son salvajes a los que hay que acorralar.

PD.- Como dato curioso puedes fijarte en esta fotografía: El policía está pendiente del partido de fútbol, no de los espectadores. Hoy en día hay muchos más policías y miembros de seguridad, y no miran el partido sino que están de espaldas al terreno de juego, vigilando a los espectadores.
 

Si te lo tomas con humor, habrás ganado aunque hayas perdido…
“El mejor deporte es la sonrisa”: https://amzn.to/3to4J0w

 

 

 

 

No hay comentarios: