(AZprensa)
Antiguamente había en todos los circos un número de fieras, es decir, un
domador que hacía saltar y pasar por el aro a tigres y leones. Para ese número,
la pista de circo se convertía en una enorme jaula a la que pasaban las fieras
y así el público contemplaba tranquilo el espectáculo. Cuando llegó la
democracia los estadios de fútbol se convirtieron en jaulas, como las que antes
he citado, pero en esta ocasión las fieras no eran los futbolistas que estaban
en el terreno de juego sino los espectadores. Esas jaulas se pusieron para
evitar que los espectadores se lanzasen al terreno de juego para atacar a los
futbolistas.
Antiguamente
había en España un dictador y no había jaulas en los estadios, pero algo debió
pasar con la llegada de la democracia que esos gritones pero pacíficos
espectadores se convirtieron en fieras salvajes. Poco después se cambiaron las
rejas por un foso para impedir que saltasen al terreno de juego, aunque -que yo
sepa- nunca se pusieron cocodrilos en esos fosos. Y ya, finalmente, se
cambiaron esos fosos por decenas de vigilantes de seguridad y de policías. En
cualquier caso, las fieras seguían estando en las gradas, eran los
espectadores.
Hoy
día, cualquier medida es poca con tal de controlar a esas fieras… aunque todas
esas medidas son realmente absurdas.
- No se vende alcohol dentro del estadio pero sí en sus alrededores con lo cual los espectadores deben emborracharse antes de entrar al estadio.
-
A
las bebidas que porten o que se las vendan dentro, se les quita el tapón, con
lo cual si quieren tirarlas al árbitro -cosa que nunca hacen- solo tienen que
llevarse en el bolsillo otro tapón desde su casa.
-
No
se les deja entrar con termos, ni con prismáticos, ni con ningún objeto sólido
visible, con lo cual -si quieren introducirlo- se las tienen que apañar bien
para esconderlo en los calzoncillos, en los calcetines a la altura del tobillo,
dentro del bocadillo, etc.
-
Al
entrar se les cachea como a delincuentes. Ya saben ellos que si quieren
introducir algo lo deben esconder bien por ejemplo una bengala dentro del
bocadillo.
-
En
partidos “de alto riesgo” hay más policías con ametralladora o a caballo que en
la guerra de Ucrania. Y para sacar las entradas hay que dar nombre, DNI, etc.
En definitiva, a los estadios de fútbol
antes iban personas muy maleducadas porque insultaban, pero muy pacíficas
porque no provocaban ningún incidente ni alteraban el orden público, aunque
dejasen seca la bota de vino. Ahora, en cambio, parece ser que a los estadios
van salvajes violentos y terroristas a los que hay que atar corto y tener muy
controlados con todos los medios policiales y de represión que sea posible
imaginar, y aun así se producen altercados dentro y fuera de los estadios (sin
duda incentivados por esa represión policial).
En fin, paradojas de la vida: Antes,
cuando había un dictador, la gente era libre y pacífica; ahora, con la
democracia, son salvajes a los que hay que acorralar.
- No se vende alcohol dentro del estadio pero sí en sus alrededores con lo cual los espectadores deben emborracharse antes de entrar al estadio.
PD.- Como dato curioso puedes fijarte en esta fotografía: El policía está pendiente del partido de fútbol, no de los espectadores. Hoy en día hay muchos más policías y miembros de seguridad, y no miran el partido sino que están de espaldas al terreno de juego, vigilando a los espectadores.
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