(AZprensa)
Muchas fotografías suelen guardar tras de sí una historia interesante y para
ello no es necesario que se trate de buenas fotografías. Hoy vamos a poner un
ejemplo…
Como
puedes ver, esta foto es bastante mala desde un punto de vista de arte y
técnica fotográfica. No vamos a entrar en detalles de lo mala que es porque no
vale la pena, pero sí vamos a contar su historia porque es digna de admiración…
Sucedió
en Oslo (Noruega) hace tres décadas. El fotógrafo aficionado le dijo a su
acompañante que se colocase junto a un arco que, por otra parte, no era nada
del otro mundo, pero que a este aficionado a la fotografía le pareció bonito.
Buscando el encuadre perfecto se dio cuenta que tenía que retirarse más y dio
unos pasos hacia atrás. Como tampoco pillaba bien todo lo que quería sacar, dio
otros pasos hacia atrás… Aún, no, necesitaba retirarse más, así que dio otros
pasos hacia atrás y para ello se tuvo que salir de la acera y colocarse en
mitad de la calle. Allí, por fin, le pareció que era el lugar perfecto para
hacer la fotografía, y como era bastante lento, dedicó su buen tiempo a
comprobar (sin mucho acierto, por cierto) cuáles debían ser la abertura de
diafragma, la velocidad de obturación y el enfoque adecuado. Iba a apretar el
disparador cuando se dio cuenta que realmente estaba en mitad de la calle y que
estaba cortando el paso a un autobús de transporte público. Miró al conductor y
pidió perdón por haber interrumpido el tráfico e incluso por haberse puesto en
riesgo de ser atropellado por cualquier vehículo, pero –para su asombro- el
conductor del autobús le sonrió y le hizo ademán de que terminase de hacer su
fotografía, que a él no le importaba esperar.
El
fotógrafo aficionado volvió a enfocar, disparó, y se volvió a la acera dando
gracias al conductor. La foto que le quedó –ya lo podéis ver- es bastante mala,
pero la historia que se recordará para siempre al ver esta fotografía es
imborrable.
Ahora
piensa, ¿qué hubiera pasado si estos mismos hechos suceden en España, en
cualquiera de nuestras grandes ciudades? Pues que ese incauto fotógrafo se
hubiera llevado una enorme pitada de claxon y unos cuantos improperios. Pero
aquello sucedió en Oslo (Noruega) en donde la gente tiene por bandera la
educación y el respeto.
Una novela que parece que nos traslada a otro mundo, pero en realidad nos enseña cómo es Noruega…
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