No se debe llamar EPOC sino tabaquismo
(AZprensa)
La mayoría de la gente no sabe qué es la EPOC; cuando les dicen que esas siglas
corresponden a “Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica” creen que se trata de
una enfermedad que afecta a los pulmones; pero si les dicen que es una
enfermedad invalidante, que te mata por asfixia y que debería llamarse
“tabaquismo”, entonces empiezas a comprender que se trata de una enfermedad
producida por el tabaco, el cual no sólo provoca cáncer sino también esta otra
enfermedad a la que han puesto ese nombre tan raro con lo fácil que habría sido
llamarla “tabaquismo”. De hecho, y así lo confirman los médicos, si no
existiese el tabaco tampoco existiría esta enfermedad o sólo se daría en muy
pocos casos como esas llamadas “enfermedades raras”. Y sin embargo la EPOC, el
tabaquismo, afecta a muchas personas.
El
tabaco es una droga legal que cualquiera puede comprar en un estanco o en una
máquina del bar. Te dicen que sólo pueden comprarla los mayores de 18 años,
pero la realidad es que basta con que un menor se lo pida a un amigo mayor para
que esta vaya a la máquina y le compre su cajetilla.
El
tabaco mata (les costó mucho poner esta frase en las cajetillas) pero tiene una
gran ventaja para las compañías tabaqueras: mata muy despacio, tan despacio que
ni te enteras. Habrás oído más de una vez ese ejemplo que ponen de las ranas,
que si las metes en un recipiente con agua hirviendo, pegaran un salto y
saldrán de él, pero si las metes en ese mismo recipiente con agua fría y lo vas
calentando muy despacio, acabarán muertas y cocidas sin ofrecer resistencia.
Fumador: Eso eres tú, una rana a la que están matando las tabaqueras –después
de sacarte el dinero- en un negocio montado de tal forma que los Gobiernos
ganan más dinero aún que las tabaqueras con este genocidio legal.
No
se dice suficientemente claro que de cada 5 euros de una cajetilla de tabaco, 4
euros son impuestos que recauda el Estado, y por eso nunca prohibirá su uso
sino que se limitará a lavar su imagen con eso de los letreros en las
cajetillas o con la prohibición de fumar en algunos lugares.
No
se dice suficientemente claro que el tabaco mata, y la verdad es que los
médicos no han dado muy buen ejemplo en esto. Ahora ya no, pero cuando yo era
joven era normal que al ir a la consulta del médico éste estuviese fumando
delante de ti, aunque tú entrases tosiendo; y si el delegado de un laboratorio
farmacéutico le hacía la correspondiente visita promocional y había entre ellos
un buen feeling, era normal que uno al otro le ofreciese un cigarrillo.
El
tabaco mata muy despacio. Primero te va quitando capacidad pulmonar, con lo
cual te cansas con más facilidad. Después comienza a provocarte accesos de tos
y síntomas de ahogo. Finalmente, tus pulmones están tan deteriorados que te
cuesta trabajo respirar, tienes que tomar broncodilatadores y al final estás
enganchado a una bombona de oxígeno.
¡Qué
bonito! ¡Eh! Pues eso sucede al cabo de unos años en que has estado regalando
dinero a las tabaqueras y al Estado. Te dejan sin dinero, sin salud y al final
sin vida, porque aunque no acabes muriendo a causa del tabaco, sí que acabarás
con una calidad de vida mucho peor que si no hubieses fumado.
Así
que ya lo sabes, el tabaco provoca no sólo cáncer de pulmón, sino también
muchos otros tipos de cáncer. El tabaco se carga tus pulmones y te deja hecho
una mierda. El tabaco cuesta dinero que, gota a gota, cajetilla a cajetilla, es
un pastón (¿has hecho alguna vez la cuenta de lo que gastas en tabaco?). Pero
eso sí, lo hace tan despacio que no te enteras. Como una rana.
Una
selección de artículos de salud que no han pasado la censura de lo “políticamente
correcto”…
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