¿Qué ha pasado con el fútbol?
(AZprensa) Los que íbamos al fútbol en la década de los
sesenta no salimos del asombro cuando vemos en qué se ha convertido este
deporte. Hoy hablaremos de los jugadores, de los futbolistas profesionales.
En aquella época tenían como ahora una gran popularidad
aunque no estaban saliendo todos los días en periódicos y televisiones. Pero a
pesar de su popularidad ganaban poco dinero, tan poco que presidente es como
Vicente Calderón o Santiago Bernabéu siempre los animaban a que compaginasen el
fútbol con el estudio para que pudiesen dedicarse a esa carrera al finalizar su
vida deportiva o que ahorrasen todo lo posible para que al jubilarse como
futbolistas pudiesen montar un negocio y vivir de eso.
Hoy día, todos se creen estrellas, aunque sean suplentes
o militen en categorías inferiores, y van de divos por la vida. Ganan mucho
dinero y se lo gastan en lujos innecesarios, de los que hacen ostentación.
Antes no se podían hacer cambios en los partidos. Los
once jugadores que salían al comienzo eran los que acababan salvo que alguno de
ellos tuvieran que llevarlo al hospital por una fractura o algo así. Se hizo
famoso el gol del cojo, porque el que se lesionaba seguía jugando y lo
colocaban de delantero centro y, como cojeaba y los contrarios no le prestaban
mucha atención, casi siempre solía pillar algún rebote o barullo y meter gol. Jugadores
como Pirri siguieron jugando con un brazo en cabestrillo con tal de no dejar en
inferioridad numérica a su equipo.
Ahora, bueno, esto ya es el colmo y supera todo lo
imaginable:
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Se pueden hacer
cinco cambios por equipo en cada partido.
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Cada vez que le
duele algo a un jugador, se tira al suelo y mamá árbitro acude rauda y velos
para ver que le duele al “niño” y, si es preciso, llama al médico.
-
Si hace calor se
para el partido para que los niños (los futbolistas profesionales, quiero decir)
puedan beber.
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Cada vez que a un
jugador le rozan la cara, se tira al suelo y se retuerce como si lo hubieran
matado; a veces hacen lo mismo aunque ni siquiera les rocen.
-
Si a un jugador lo
insultan, se chiva al árbitro y este para el partido y pide que detengan al
espectador que le insultó. (Nota: Esto solo aplica a insultos dirigidos a
negros; si quienes reciben esos mismos insultos son blancos o asiáticos, no
pasa nada).
-
Si un espectador se
desmaya se avisa al árbitro y también para el partido. (Nota: ¿Para qué están
entonces los de la Cruz Roja?).
Conclusión: El fútbol de antes era un deporte de hombres;
el fútbol de ahora es una farsa de niñatos malcriados y consentidos.
Si te lo tomas con humor, habrás ganado aunque hayas
perdido…
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