La fotografía que tomé de una ciudad del interior de
Andalucía durante el verano y un detalle cercano de la piel, se unían en este díptico
de presentación a los médicos del antialérgico Mircol, para simbolizar el
amplio campo de indicaciones que se pueden cubrir con este antihistamínico.
Mircol es una terapéutica eficaz de los estados y síndromes
alérgicos en sus fases agudas y crónicas, bien se trate de afecciones alérgicas
de las vías respiratorias superiores o de dermatosis pruriginosas alérgicas.
Entre las primeras, destacan por su frecuencia la polinosis,
rinitis alérgica, tos espasmódica, faringitis, traqueitis y sinusitis. Entre
las segundas, podemos citar la urticaria aguda y crónica, prurito, dermatitis
agudas, urticarias, eczemas agudos y crónicos, y dermatosis de contacto,
medicamentosas y alimenticias.
Pero además, la alergia puede afectar a los ojos, de ahí la
utilidad de Mircol en el tratamiento de la conjuntivitis alérgica,
rinoconjuntivitis y blefaritis (indicaciones poco conocidas pero donde resulta igualmente
eficaz). De igual forma, tampoco cabe menospreciar su utilidad como tratamiento
coadyuvante en asma bronquial, bronquitis, bronquiolitis e influenza...
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