Durante largo tiempo la actividad antipruriginosa de los
antihistamínicos habituales ha estado atribuida a sus efectos sedantes. No
obstante, con la mequitazina (Mircol) se ha constatado que existe esta
actividad antipruriginosa sin modificación de la vigilancia. De esto se deriva
la demostración de una actividad más selectiva de Mircol sobre los pruritos
relacionados con la liberación de mediadores de origen inmunitario o
extra-inmunitario. Además, este antihistamínico actúa sobre otros mediadores de
la alergia como la acetilcolina.
Con una acción prolongada durante 12 horas, sin necesidad de
recurrir a artificios galénicos, Mircol ofrece una acción antihistamínica y
antiserotonínica al actuar de forma específica sobre los receptores H1 de la
piel y de las mucosas respiratorias, y por su ausencia de afinidad por los
receptores H1 centrales, no produce sedación y no interfiere la actividad psicofísica.
Por todo ello está indicado tanto en las afecciones
alérgicas de las vías respiratorias (polinosis, rinitis, rinoconjuntivitis,
sinusitis) como en las dermatosis pruriginosas alérgicas (dermatitis agudas,
urticarias, eczemas, prurito)...
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