viernes, 10 de mayo de 2013

Test de barras


Siendo la producción de somnolencia uno de los efectos secundarios más habituales e indeseados de los antialérgicos, era lógico que se diseñasen diversos test para comprobar el grado de producción de somnolencia de los citados antihistamínicos.

Uno de estos test era el denominado “Test de barras” y que permitía comprobar si el grado de atención se veía interferido por el antialérgico, en cuyo caso afectaría a muchas actividades diarias de los pacientes, tales como la costura, mecanografía, trabajos minuciosos, utillaje de precisión, lectura, etc.

En este test se administraba un comprimido del antialérgico objeto del estudio o un comprimido de igual apariencia pero sin ningún efecto (placebo) al azar y de forma ciega (es decir, sin conocer de antemano qué personas recibían uno u otro comprimido). A las dos horas, tiempo más que suficiente para que el fármaco hubiese ejercido su acción y, en consecuencia, también su posible efecto adverso –la somnolencia-, se sometía a esos voluntarios a este test consistente en mostrarles una sucesión de letras, tras lo cual se les pedía que fuesen tachando una letra determinada. Del número de errores cometidos en el transcurso de esta prueba se deduciría si el antialérgico objeto de estudio interfería con su capacidad de atención y concentración.

A la vista de este test se observó que no había diferencias significativas entre aquellos voluntarios a quienes se había administrado Mircol y aquellos otros a quienes se administró el placebo...

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