Como ampliación del post de ayer, me gustaría añadir esto:
Algunos mayoristas compran ciertos productos (de gran venta
y precio alto en otros países pero con precio muy bajo aquí) a los laboratorios
en España para luego revenderlos a otros países a un precio más bajo que el que
pagan los mayoristas allí. Así, gana el mayorista de aquí, gana el mayorista de
allí, y pierde el laboratorio que ve cómo, por ejemplo, en vez de comprarle sus
productos en Inglaterra para venderlo allí los compran en España para venderlos
allí. Pero además, en ese trasiego del producto, al que hay que cambiar estuche
y prospecto, manipular, transportar, conservar, etc. ¿quién asume las garantías
de todo ese proceso? Nadie. Si luego algo sale mal la culpa será del
laboratorio que lo fabricó.
Ante estas prácticas, los laboratorios españoles sirven a
los mayoristas menos de lo que estos les piden para dificultarles así el que
estos puedan exportar. Y los mayoristas cada vez piden más para que así, aunque
les sirvan menos de lo pedido tendrán suficiente para exportar.
¿La consecuencias? Con cierta frecuencia se produce
desabastecimiento en las farmacias ya que el mayorista no sirve a la farmacia
lo que esta le ha pedido. El mayorista se justifica diciendo que el laboratorio
no le ha servido lo que él ha pedido, pero no dice nada sobre las cantidades de
ese medicamento que está vendiendo fuera porque así consigue mayor margen de
beneficio. El laboratorio dice que sirve todo lo que buenamente puede fabricar
para no explicar la verdadera razón: que no quiere que sus productos se
destinen a la exportación sino que se utilicen para abastecer al mercado
nacional. ¿Y el Gobierno? (Me refiero a “los” Gobiernos, o sea, todos) Pues el
Gobierno mira para otro lado; le importan un pimiento el paciente, le traen sin
cuidado los tejemanejes que hagan los mayoristas, al laboratorio ni lo mira ya
que este siempre se muestra sumiso, y lo único que le preocupa es ahorrar para
que le cuadren las cuentas aunque mande a su Sanidad pase a ser de segunda
categoría.
Así que en esto de las “exportaciones paralelas” hay muchos
“lelos”: los primeros, los ciudadanos, a quienes solo recetarán productos
genéricos (de aquellos principios activos que tengan genéricos) y escatimarán
la receta de aquellos medicamentos que aún no tengan ningún genérico en el
mercado; y los segundo “lelos” de la historia serán, como siempre, los pringaos
de los laboratorios que aceptan humillación tras humillación y puñalada tras
puñalada, sin rechistar, porque les han adjudicado el papel de “malo dela
película” y no se atreven a contradecir al poder en temor a las represalias que
puedan ejercer sobre él...
No hay comentarios:
Publicar un comentario