Para un laboratorio pequeño, aunque tenga productos líderes
en sus respectivos grupos terapéuticos, conseguir premios es difícil ya que el
mundo de las influencias –que es quien los promueve- está reservado solo para
los grandes. Por eso, conseguir, como lo hizo Sideta, la medalla de oro a la
exportación, suponía una gran satisfacción por el reconocimiento público a su
esfuerzo que ese premio representaba.
En tal sentido, en el año 1979 se concedió este galardón al
laboratorio español Sideta (Sociedad Ibérica de Estudios Terapéuticos
Aplicados) y no era cuestión de que tal reconocimiento pasase desapercibido; no
solo hay que ser buenos, además hay que decirlo. Por consiguiente decidí que a
partir de ese mismo momento, todos los folletos del laboratorio llevasen este
sello en la parte inferior de la contraportada. Era un digno colofón para
cualquier presentación de nuestros productos a los médicos el hacer saber que
este pequeño laboratorio español era un destacado exportador de medicamentos,
algo que beneficiaba a la economía española en su conjunto...
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