(AZprensa) A pesar de todo lo publicado en los medios de
comunicación españoles tras el accidente del 17 de enero de 1966 en el que
cayeron 3 bombas atómicas en el pueblo de Palomares (Almería) y una cuarta bomba
en el mar, sí que hubo escape radioactivo aunque este no afectase seriamente a
ninguna persona. Así lo confirma el secuestro de la revista TIME del 11 de
marzo de 1966 por parte de la CIA en donde se daba esta información y que fue
desclasificado, aunque de una forma muy peculiar, en el año 2013. “AZprensa” ha
tenido acceso a esas páginas censuradas que, curiosamente, venían dentro de un
libro que también había sido censurado por la CIA y cincuenta años después ha
sido igualmente desclasificado.
La información que daba TIME, según el documento de la
CIA dice textualmente que: “A pesar que las bombas iban desarmadas y protegidas
por escudos anti radiación, el gobierno de Estados Unidos está ansioso por
recuperarlas… Sólo una de las tres bombas recuperadas (de las tres que cayeron
en tierra) han sobrevivido intactas al accidente. Algunos de los detonadores en
las otras dos bombas explotaron con el impacto y rompieron la carcasa de protección
permitiendo que se liberase algo de plutonio y uranio radioactivo en una zona
de 18 acres en la zona del accidente… De las 2.000 personas de la zona ‘potencialmente
expuestas’ 1800 han sido examinadas y ninguna ha recibido una dosis peligrosa”.
Como vemos, sí que hubo escape radioactivo, aunque afortunadamente
no tuvo consecuencias graves para la salud de las personas afectadas. Sin
embargo, todos los medios de comunicación españoles silenciaron este hecho e
insistieron en que no había habido escape radioactivo y por consiguiente no
había peligro para la población. Tres meses después, el ministro de Información
y Turismo español, Manuel Fraga, se daba el famoso baño en aguas de Palomares
para demostrar que no había peligro.
Pero recordemos algunos datos para comprender mejor la
magnitud de lo que pudo convertirse en tragedia:
El accidente surgió cuando un B-52 con cuatro bombas
atómicas se situó para repostar bajo un avión nodriza KC-135 salido de una base
norteamericana en España. Los movimientos no se coordinaron bien y se produjo
la colisión entre ambos aviones. Las cuatro bombas se dispersaron en el aire,
tres de ellas cayeron en tierra y la cuarta, con su paracaídas cayó en el mar.
Los pilotos de los aviones salvaron la vida lanzándose en paracaídas antes que
los dos aviones se estrellasen. “Uno de los aviones cayó a 50 metros de una casa”
contaron los testigos que acudieron de inmediato en ayuda de los pilotos.
Por lo que se refiere a la bomba caída en el mar, se puso
en marcha la operación conjunta de los dos Gobiernos, bautizada como “Flecha
Rota”. En la misma participaron 16 barcos de guerra y 3 submarinos de bolsillo,
acotando una zona de 3 millas y los 3 meses que duró la operación le supuso a
Estados Unidos un coste de un millón de dólares diario.
Como anécdota señalar que la bomba (que estaba a 700
metros de profundidad al borde de una sima marina) la encontraron gracias a un
pescador español que la vio caer y gracias a su sentido de la orientación fue
más preciso que todos los aparatos de detección de la armada norteamericana. Se
hizo muy popular y le llamaron “Paco el de la bomba” pero nadie le pagó nada ni
por su ayuda ni como indemnización por el tiempo de trabajo perdido.
Referencia del documento desclasificado: CIA-RDP79B00752A000300070001-8
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