sábado, 6 de agosto de 2022

Aquellos años de fotomecánicas y fotolitos

(AZprensa) El siguiente paso no lo hace casi ninguna empresa. Con el arte final de los folletos o materiales para imprimir una vez preparados, no buscaba ninguna imprenta, sino que los llevaba directamente a una fotomecánica, la cual me hacía los fotolitos necesarios para poder imprimir el material. (Hay que hacer notar, ahora en el año 2022, que las fotomecánicas prácticamente han desaparecido porque toda la impresión se ha vuelto digital, pero en aquellos años para cualquier material que se quisiese imprimir había que preparar primero unos fotolitos, que eran algo así como unas radiografías con las que las imprentas podían hacer su trabajo). Ya con esos fotolitos en mi poder, los llevaba a la imprenta que me hubiese pasado el mejor precio, y después revisaba y corregía las pruebas de impresión controlando que entregasen el material en la fecha prevista.
 
Por lo que se refiere al trato directo con fotomecánicas (algo que tampoco hacía ninguna compañía) y mi involucración directa en la realización de los fotolitos, cuando ya estaban estos en mi poder les hacía ver a las imprentas que dichos fotolitos eran propiedad de mi empresa, no de ellos, y por tanto al finalizar la imprenta su trabajo nos los tenía que devolver. ¿Y esto a cuento de qué? ¿Con qué finalidad? Muy sencillo: si más adelante íbamos a necesitar una reedición de ese folleto, al tener los fotolitos en nuestro poder se los podíamos dar a una imprenta distinta para que se encargase de dicha reedición, mientras que si estos permaneciesen en poder de la primera imprenta nos veríamos obligados a encargarles también a ellos la reedición o a exigirles que nos los devolviesen, lo cual crearía un mal ambiente entre ambas partes y una pérdida de confianza. Teniendo claro desde el principio con todos los proveedores cuál era mi forma de actuar, todos sabíamos cuáles eran las reglas del juego y no se despertaban recelos ni suspicacias, y por mi parte me veía libre de compromisos y podía encargar en todo momento cualquier trabajo (también las reediciones) a aquella imprenta que me ofreciese el mejor precio y/o las mejores condiciones o garantías (que no siempre se trataba de ser baratos sino muchas veces el objetivo era “llegar a tiempo”, que por mucho que planificase con antelación las acciones publicitarias, nunca estábamos exentos de las prisas en ciertos momentos).
 


Una novela de intriga y sentimientos, que te muestra el mundo de la comunicación y el periodismo.
“Castidad & Rock and Roll”: 

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