(AZprensa) Había un signo diferenciador que no suele
darse en casi ninguna empresa. A través de mi experiencia profesional he podido
comprobar cómo los responsables de Publicidad convocan a varias Agencias de
Publicidad, les explican lo que quieren, y después, sencillamente, esperan a
que les hagan las propuestas. Entonces eligen la que más les gusta y simplemente
van dando el visto bueno a cada paso, siendo la agencia la que realiza todo el
trabajo.
En mi caso no fue así. Yo había estudiado Publicidad y
sabía cómo funcionaba este mundo. Contaba además con la ayuda de dos personas
en mi departamento y el presupuesto, aunque fuese mucho, no nublaba mi
responsabilidad que me decía que tenía que obtener de mi presupuesto el mayor
rendimiento posible. Por eso sólo acudí a las Agencias de Publicidad de tarde
en tarde, para proyectos muy concretos cuando la carga de trabajo nos
sobrepasaba. Lo normal era que yo personalmente me involucrase directamente en
todos y cada uno de los procesos…
Para empezar, estudiaba y realizaba los planes de la
campaña; después redactaba personalmente los textos y buscaba algún dibujante
free lance para que plasmara gráficamente mis ideas (es mucho más barato darle
los textos y las ideas a un dibujante que darle sólo una idea a la agencia para
que haga el folleto).
“Asignatura: la Vida”:
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