(AZprensa) Había pasado más de una década en el sector farmacéutico,
haciendo una publicidad que quedaba limitada a muy pocos medios. Ahora, estos
años en el sector de consumo (insecticidas, fungicidas, herbicidas y un sinfín
de productos para cuidar los cultivos) con todos los medios de comunicación al
alcance y unos presupuestos anuales millonarios, se convirtieron en una época
de enorme disfrute en donde pude dar rienda suelta a toda mi creatividad.
Esto sí que era Publicidad (con mayúsculas, como siempre
me ha gustado escribirla) y yo escribía mucho (que era lo que más me gustaba)…
pero no dejaba ser Publicidad y un
buen día comprendí que había otra forma de llegar al público y transmitir a los
clientes algo tan esencial como la “confianza”. Pero para ello debía abordar
otra vía porque la Publicidad ya sabe todo el mundo lo que es: el interesado
que habla bien de lo suyo. ¡Faltaría más! Por eso su credibilidad es muy
relativa. En cambio veía cómo los periódicos, radios y televisiones daban
noticias sobre ciertas empresas y sus productos, unas informaciones que
evidentemente no estaban pagadas porque con frecuencia eran críticas. Pero
cuando aquello se manejaba bien, el leer, ver o escuchar noticias positivas
sobre un producto o una empresa tiene un
impacto enorme sobre la audiencia, mucho más que el que puede conseguir la
Publicidad.
Era consciente de esa “otra vía” pero nunca había tenido
la oportunidad de explorarla, y encima era una vía “redaccional”, es decir, que
me daría la oportunidad de escribir mucho… y eso era lo que más me gustaba. Ese
mundo me abrió una rendija con la campaña de relanzamiento de la compañía,
cuando cambió su nombre y logotipo, y yo me decidí a explorarla…
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