(AZprensa) La Radio era algo que me apasionaba. Me
encantaba escribir para la radio, aunque esos textos fuesen esas piezas mínimas
de 20 ó 30 segundos que se llaman cuñas. Exigía algo muy importante como es la
capacidad de síntesis, pero también la capacidad de captar de inmediato la
atención y el interés del oyente. En la mayoría de las empresas, el responsable
de Publicidad le da sus ideas a la Agencia de Publicidad y esta se encarga de
todo; en mi caso no. Era yo mismo quien escribía los textos y los adaptaba a la
duración que hubiese previsto inicialmente. Después me iba a un estudio de
grabación y elegía qué locutor quería para grabar el anuncio, en función del
tono que le hubiese dado al texto y al mensaje. Co-dirigía la sesión de
grabación, dando las instrucciones precisas tanto al técnico de sonido como al
locutor, y normalmente elegía locutores de primer nivel, porque una cosa es
ahorrar y otra muy distinta hacer materiales de mala calidad. Ahorraba, pues,
al involucrarme directamente en todos los procesos de realización de los
materiales y piezas publicitarias, pero mantenía siempre una calidad óptima en
todos los procesos. Prueba de ello es que, por ejemplo, mis locutores
preferidos eran Elías Rodríguez y Primitivo Rojas. El primero era una de las
voces más conocidas y su habilidad llegaba a tal extremo que si por ejemplo en
un primer intento había leído el texto de la cuña en 21 segundos, yo le pedía
que la bajase un segundo para dejarla en 20 segundos… ¡y lo conseguía de
inmediato! El segundo locutor que he citado también era muy conocido, sobre
todo porque era la voz en off de aquél concurso de televisión tan famoso que se
llamaba “El precio justo” y que en 2021 se volvió a emitir, con otros
profesionales y ya sin tanto éxito. ¡Ah! Y por lo que se refiere al estudio de
grabación, era siempre el mismo porque se trataba de un “artesano” de
primerísima calidad, Carlos Infante, y como él mismo era su estudio al
completo, no tenía que soportar grandes gastos ni pagar sueldos a los
empleados, y eso se traducía en precios más bajos. Y si hablamos de
audiovisuales (y hacíamos muchísimos) el proceso era exactamente el mismo.
“Médico, periodista y poeta”:
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