(AZprensa) En cuanto a las grandes promociones, los
premios eran muy atractivos, desde los simplemente económicos (1 millón de
pesetas) hasta los más útiles (un tractor), pasando lógicamente por los más
motivantes (un viaje para dos personas para presenciar la final de la Copa de
Europa de Fútbol en París). Respecto a este último cabe señalar que la campaña
se planteó con muchos meses de antelación cuando aún no se había disputado la
fase final y por lo tanto no podíamos saber qué selecciones jugarían la final.
Lo que nunca pudimos sospechar fue lo que sucedió después. España tenía muy
difícil pasar a disputar la fase final y llegó al último partido del que sólo podría
salir airosa mediante un milagro que nunca se había dado en la historia del
fútbol: ganar ese partido por 11 goles de diferencia. Todo el mundo, sobre todo
los más mayores, recordamos lo que sucedió entonces: España ganó ese último
partido de clasificación por 12 a 1 a Malta, y pasó a la fase final. Lo que
nadie podía imaginar tampoco era que España ganase todos los partidos y se
presentase en la final. Todo esto dio un aliciente inesperado a la promoción,
porque si para todo el mundo resulta apetecible un viaje a París y asistir a
una final de la Eurocopa, mucho más lo es si es España una de las selecciones
que disputa la final. Aquello fue el broche de oro a esta promoción, aunque
faltó la guinda de la victoria en esa final, ya que el triunfo correspondió a
Francia que ganó por 2 a 0.
También, y hablando de promociones y de cómo destinar el
90 por ciento a comunicación y sólo el 10 por ciento a premios, quise demostrar
que con presupuestos modestos se podían entregar grandes premios, como por
ejemplo un tractor. Para ello me puse en contacto con mi colega en la empresa
de tractores John Deere y le planteé que si me dejaba un tractor a precio de
coste yo destacaría la marca del mismo en toda la publicidad de esta promoción.
Y así se hizo.
“La Biblia de Falcon Crest”:
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