Se habla mucho de las excelencias de nuestro Sistema Nacional de Salud y
se le pone de ejemplo y modelo a seguir por otros países. Constantemente (y más
en periodos preelectorales) se anuncian nuevas prestaciones y mejoras en el
mismo, las cuales no vienen acompañadas de los recursos técnicos, humanos y
presupuestarios imprescindibles para poder ponerlas en práctica. La población
está envejeciendo (con lo que eso conlleva de exigencia de mayores cuidados de
salud) y los ciudadanos en general exigen cada vez más su derecho a ser
atendidos tal como se les anuncia en los medios de comunicación.
Luego llega la hora de la realidad y esta no es otra que la creciente masificación de las consultas, verdadero motor de todas las insatisfacciones del SNS tanto por parte de los pacientes como de los profesionales sanitarios.
Si tenemos en cuenta que la media de frecuentación en consulta es de seis veces por paciente y año, que los cupos oscilan entre las 1.000 y 2.000 cartillas y que el número de consultas oscila entre 24 y 48 (más en muchos casos), vemos que el tiempo de consulta que puede dedicarse a cada paciente está en torno a los 5 ó 6 minutos.
Ese tiempo, es claramente insuficiente para prestar una atención sanitaria acorde con la ética profesional y la legislación, por lo que es tanto un deber deontológico como un derecho profesional de los médicos exigir un tiempo suficiente de consulta. ¿Qué se entiende por suficiente? Algunos hablan de 10 minutos por paciente como mínimo “decente” para poder hacer una entrevista clínica y una exploración física en condiciones dignas. Sin embargo, el tiempo necesario para cada acto médico debería ser fijado por el propio médico en función de las características y necesidades de cada paciente a título individual.
Luego llega la hora de la realidad y esta no es otra que la creciente masificación de las consultas, verdadero motor de todas las insatisfacciones del SNS tanto por parte de los pacientes como de los profesionales sanitarios.
Si tenemos en cuenta que la media de frecuentación en consulta es de seis veces por paciente y año, que los cupos oscilan entre las 1.000 y 2.000 cartillas y que el número de consultas oscila entre 24 y 48 (más en muchos casos), vemos que el tiempo de consulta que puede dedicarse a cada paciente está en torno a los 5 ó 6 minutos.
Ese tiempo, es claramente insuficiente para prestar una atención sanitaria acorde con la ética profesional y la legislación, por lo que es tanto un deber deontológico como un derecho profesional de los médicos exigir un tiempo suficiente de consulta. ¿Qué se entiende por suficiente? Algunos hablan de 10 minutos por paciente como mínimo “decente” para poder hacer una entrevista clínica y una exploración física en condiciones dignas. Sin embargo, el tiempo necesario para cada acto médico debería ser fijado por el propio médico en función de las características y necesidades de cada paciente a título individual.
Lo que es evidente es que la media actual de cinco a seis minutos por paciente,
con la que se están organizando las agendas asistenciales, es insuficiente y
está poniendo en riesgo no sólo la calidad del SNS sino la salud de los propios
pacientes. Es imprescindible que las Autoridades sanitarias proporcionen los
mecanismos necesarios para que los médicos puedan trabajar con seguridad, y
entre estos medios, un tiempo suficiente –a criterio del médico y en función de
cada paciente individual- resulta imprescindible...
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