(AZprensa) La física quántica nos ha adentrado en el
conocimiento de universos paralelos, ha llegado a postular que esta vida que
consideramos real quizás sólo sea un holograma o una simple posibilidad entre
otras muchas alternativas; ha llegado a plantearnos la pregunta de si acaso
nuestros sueños no son más reales que aquello que encontramos al despertar. Son
interrogantes que aún no tienen respuesta pero han roto la firme creencia de lo
absoluto que se tenía hasta ahora.
Siempre ha habido visionarios y si preguntamos por ellos
saldrán a la palestra en primer lugar Julio Verne, George Orwell, Aldous
Huxley, Arthur C. Clarke, etc., pero ¿no resultaría chocante ver citado junto a
ellos al poeta Gustavo Adolfo Bécquer (1.836-1.870)? Pues cabe deducir, tras la
lectura de alguno de sus escritos, que su imaginación le llevó también muy
lejos, a descubrir o cuando menos a plantearse algunos de los interrogantes que
matemáticos y físicos se plantean en la actualidad.
Su rima LXXV nos plantea esa duda de si no será más real lo
que soñamos que lo que vivimos cuando estamos despiertos. "AZprensa" propone una nueva lectura de dicha rima a la luz de estos nuevos
planteamientos:
¿Será
verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿Será verdad que, huésped de las nieblas
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿Y allí, desnudo de la humana forma;
allí, los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
¿Y ríe y llora, y aborrece y ama,
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
con sus dedos de rosa nuestros ojos
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿Será verdad que, huésped de las nieblas
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿Y allí, desnudo de la humana forma;
allí, los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
¿Y ríe y llora, y aborrece y ama,
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
¡Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros;
pero sé que conozco a muchas gentes
vive fuera o va dentro de nosotros;
pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco!
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