(Diario El Inefable) Para el profesor Juan Vicente
Esplugues, catedrático de Farmacología de la Universidad de Valencia, los
inhibidores de la bomba de protones (IBP’s) cuyo primer fármaco de esta nueva
clase fue el omeprazol, no están acabados y aún tienen mucho recorrido por
delante por lo que se debe seguir investigando en este campo.
“Son el grupo de fármacos más eficaz en el control de las
enfermedades relacionadas con el ácido. Tienen muy pocas interacciones
farmacológicas y muy pocos efectos adversos debido a su especificidad de
acción. Por ello deberíamos eliminar casi todas las reservas que tengamos en su
uso. En mi opinión, el campo de actuación de los IBPs no está acabado. A lo
largo de todo este tipo de su existencia lo que hemos comprobado es que han ido
haciéndose progresivamente más potentes y rápidos a la hora de iniciar sus
acciones. En general pensamos que los IBPs son fármacos tan buenos que ya no
necesitamos mejorarlos, pero la experiencia sobre todo cuando estamos tratando
patologías que necesitan un alto control del ácido, como la enfermedad por
reflujo gastroesofágico (ERGE), demuestra que cuando surge un IBP más rápido y
potente se lleva un buen porcentaje de mercado, indicando que hay una necesidad
por parte del médico y del paciente de estos fármacos”.
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