(El Inefable) La Agencia Española de Consumo, Seguridad
Alimentaria y Nutrición (Aecosan) así como diversos laboratorios
independientes, realizan a diario miles de análisis sobre todo tipo de productos
alimentarios para verificar su aptitud para el consumo. De sus análisis se
desprende que, entre el uno y el dos por ciento de los alimentos analizados,
superan los límites permitidos de residuos fitosanitarios aunque –como
reconocen- en la mayoría de los casos solo serían peligrosos para nuestra salud
“si esos alimentos fueran ingeridos en grandes cantidades”. ¿Quiere esto decir
que los productos fitosanitarios resultan peligrosos y debería restringirse y
controlarse más su aplicación? A este respecto cabe recordar que todos los
envases de estos productos llevan una frase claramente legible que dice: “Plazo
de seguridad X días”. Esto significa que ese número de días que indican, según
sea el producto, es el que debe respetarse entre su aplicación y la recolección.
El principal problema no estaría tanto en la utilización o
no de productos fitosanitarios, sino en la responsabilidad de los agricultores
para respetar esos plazos de seguridad y no recolectar antes del tiempo
establecido. Por desgracia, esto no siempre se cumple y al consumidor sólo le
queda, como arma defensiva, el acto de lavar bien las frutas y verduras antes
de comerlas, tendiendo en cuenta que aquellas de piel rugosa o con nichos de
difícil acceso (fresas, por ejemplo) hay que lavarlas con más esmero que
aquellas otras de piel tersa y suave, lo cual permite con mayor facilidad
eliminar los eventuales restos de fitosanitarios.
Por cierto, hoy en día está muy en boga la palabra
“fitosanitarios” para referirse a los insecticidas, funguicidas, herbicidas,
etc., que se utilizan en la agricultura; ya que la palabra que estuvo más en
boga hace años fue la de “agroquímicos” que daba connotaciones de producto
químico (no natural) y peligroso. Y no digamos nada si nos alejamos más en el
tiempo cuando a estos mismos productos se les llamaba simplemente “venenos”.
También se les suele denominar en otras ocasiones como “plaguicidas” por su
acción de eliminar las plagas que amenazan los cultivos, pero la simple palabra
“plaga” ya tienen tintes negativos. Se les llame, pues, fitosanitarios,
agroquímicos, plaguicidas o venenos, lo realmente importante es que los
agricultores no recolecten antes de tiempo y respeten los plazos señalados en
el envase.
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