(Diario El Inefable) El experto comunicador de la industria
farmacéutica Álvaro Cabello, fue distinguido hace años por un artículo titulado
“¿Qué secretos esconden las pastillas” en el “Premio Reflexiones” a la opinión
sanitaria. Según explica, “la idea de realizar un reportaje con estas características
surgió a partir de un ejercicio nada original pero muy recomendable:
reflexionar, pensar si estamos informando sobre lo que la gente desea ser
informada. Todos hemos tenido una pastilla en la mano. Posiblemente nos hemos
preguntado qué contiene, cuánto han tardado en hacerla, por qué presenta esa
forma, ese color... En definitiva, cosas sencillas, que es lo que la mayor
parte de la gente quiere saber”.
Hace mucho que afirmó que “el mundo de la comunicación
sanitaria necesita un baño de pureza”, y es que “la información debe servir
también para educar a la sociedad. Hay que tener claro que una pastilla es un
medicamento, no un caramelo. Cuando se tiene un medicamento en la mano hay que
tratarlo con el respeto que merecen todos los años de investigación, esfuerzos
personales e inversión económica que lleva dentro. Sin embargo, también hay que
tener en cuenta que la gente no nace sabiendo, y que todo este proceso hay que
contárselo para que lo conozca”.
Cabello se lamenta al constatar cómo a pesar de los años
transcurridos “el desconocimiento entre la población es total. Si nadie se ha
preocupado de informarles ¿cómo lo van a conocer?”.
Cuando se le recuerda que en Europa no está permitida la
publicidad directa al consumidor, responde que “eso no debe servir de excusa
para no informar a la gente sobre los medicamentos. Son parte del cuidado de la
salud. Por ello no se les puede arrinconar como un tema tabú. La publicidad no
es el único medio para informar. Si a la gente le interesa, a la industria farmacéutica
le interesa, y al Estado debería interesarle, quizás simplemente estemos todos
esperando a ver quién le pone el cascabel al gato”.
En cuanto al tratamiento cosmético o embellecedor de los
medicamentos (formas, colores, diseños, etc.) comenta que “por una parte, las
nuevas formas, colores y tamaños de los medicamentos cumplen una importante
función. En este sentido son un gran avance. Pero también hay quien se desvía
del camino y lo aprovecha para intentar ‘atraer y fidelizar consumidores’. Al final,
como siempre, lo bueno o lo malo no son los avances, sino el uso que se haga de
ellos”.
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