(Diario El Inefable) Por fin una Comunidad Autónoma,
concretamente la Comunidad de Madrid, ha nombrado un consejero de Sanidad “normal”,
entendiendo por normal que se trata de una persona que piensa –por encima de
cualquier otra consideración- en las personas, en los ciudadanos a los que
tiene que servir, en vez de estar al servicio de su propio ego como sucede
habitualmente.
Jesús Sánchez Martos es médico y enfermero, pero además es
un experto comunicador, tiene una amplia experiencia en ese contacto cercano
con las personas normales que paseamos por la calle, sabe cuáles son las
preocupaciones y necesidades de la gente, sabe escuchar y entiende lo que le
dicen.
De él se esperan cambios en la forma de abordar la atención
a los pacientes y ya ha adelantado su idea de humanizar la sanidad, para lo
cual no son necesarias grandes medidas ni inversiones, sino cosas tan sencillas
como permitir loa presencia de un familiar junto a cada paciente ingresado, e
informarles a estos sobre el estad de salud del paciente en un plazo máximo de
90 minutos.
Suya es la frase: “Mi experiencia me dice que el optimismo,
la salud y la calidad de vida son cosas que sí se pueden contagiar”. Y eso es
lo que esperamos todos los ciudadanos, un poco de optimismo y humanidad en las
relaciones. Pero como estamos hartos de palabras debemos fijarnos más en los
hechos, y hay un hecho, un pequeño detalle, quizás insignificante, pero que
refleja fielmente el talante de este nuevo consejero de Sanidad: recientemente
acudió a un acto en donde hablaba el ministro de Sanidad y él se sentó
discretamente en una segunda fila, mezclado con los periodistas. Cualquier otro
consejero de Sanidad hubiera subido al estrado o cuando menos se hubiera
sentado en primera fila para destacar y cobrar protagonismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario