(AZprensa)
La memoria es "extremadamente" sensible al estrés y a la
deshidratación, según advierte el Observatorio de Hidratación y Salud (OHS),
que explica que la falta de líquido, incluso en las situaciones más leves,
afecta inmediatamente a ciertas habilidades cognitivas como la concentración.
En
este sentido, y ahora que se acercan los exámenes de febrero con sus largas
jornadas de estudio y de falta de sueño, los expertos insisten en la necesidad
de que los estudiantes mantengan una correcta hidratación, a pesar de que la
mayoría de ellos desconocen su importancia.
"Cuando
la deshidratación es leve puede pasarnos desapercibida y, en muchos casos,
achacar sus síntomas a otros motivos. Sin embargo, los primeros síntomas de la
deshidratación pueden ser, desde un dolor de cabeza hasta sequedad en la boca,
pasando por escozor de ojos, cansancio, dificultad de concentración, aumento de
la temperatura corporal, ardor de estómago o taquicardias", puntualizan.
Además,
afirman que la disminución del grado de hidratación se relaciona con la
ralentización general del funcionamiento cognitivo. Esto se traduce en un
aumento de errores de percepción y semánticos, fallos de memoria y en la
puntuación de vocabulario. Igualmente, la retención de cifras y el
razonamiento, se ven igualmente afectados por la deshidratación.
"En
situaciones de esfuerzo mental intenso en las que se requiere una mayor
capacidad de atención y concentración es fundamental una óptima hidratación.
Por ello, los estudiantes deben beber al menos dos litros de líquido al día, no
sólo agua sino también infusiones, zumos o refrescos, y no esperar a tener sed
para hidratarse", señalan los especialistas.
Asimismo,
sugieren recurrir a algunos trucos para estar bien hidratados durante la época
de exámenes, como por ejemplo, tener siempre a mano una botella de alguna
bebida no alcohólica y aprovechar los descansos del estudio para hidratarse.
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