(AZprensa)
El Sol marca el nacer y morir de cada día, el nacer y morir de nuestras
ilusiones y de nosotros mismos. Está ahí, tan visible para nosotros y, sin
embargo, tan impenetrable para nuestro conocimiento. Como digo en este poema:
“La muerte es… todo eso que ahora ignoras”.
El
sol de verano alarga inútilmente
esas
últimas miradas que revelan
la
belleza de las cosas
donde
posas tu mirada.
El
sol de verano lo ilumina
y
te anima a seguir en tus intentos
de
alcanzar y hacer tangible
lo
que nunca podrás tener entre tus dedos.
La
vida no se toca,
se
escapa a cada instante,
los
recuerdos se mueren y se hacinan
sepultando
tu memoria.
La
muerte es...todo eso que ahora ignoras.
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