jueves, 10 de junio de 2021

Los abogados reinan en la industria farmacéutica

(AZprensa) Hace unas décadas la presencia de un abogado en un laboratorio farmacéutico era inusual, como mucho, se les contrataba puntualmente para algún caso aislado que surgiese; sin embargo desde hace unos años, cada vez es más frecuente la presencia de abogados formando parte de la plantilla de los laboratorios así como la contratación recurrente de servicios jurídicos externos. Tanto es así que cada vez está más implantada tanto la figura del abogado como la del “Compliance” que es una forma muy elegante de llamar al que vigila a los empleados para que no cometan delitos.
 
Sin ir más lejos, diversas empresas dan cursos de “Compliance” en cuyos programas se pueden leer cosas como estas: “modelo de prevención de delitos… identificación de riesgos penales…. Cómo elaborar un mapa de riesgos penales… autocontrol para prevenir, detectar y gestionar los riesgos asociados al cumplimiento laboral… facultades de supervisión y control del empleador: límites… conductas de cártel en el sector farmacéutico… contrato de doble precio…
 
Y ante tan jugoso panorama, las empresas que prestan servicios legales acuden como moscas a la miel y se anuncian diciendo que están especializadas en “el diseño e implementación de programas de prevención de delitos” y que ayudan a la empresa a velar por “el cumplimiento empresarial (legal, buen gobierno, ético y fiscal)”.
 
Es decir, antes se daba a los laboratorios la presunción de inocencia y se suponía que lo normal era que no cometiesen delitos; sin embargo ahora, ellos mismos han apostado por gastarse un buen dinero en contratar abogados internos y externos e implantar la figura del “Compliance” para asegurarse que nadie en la empresa comete delitos y si los cometen, poder anticiparse y preparar correctamente la defensa. ¿Hasta estos extremos hemos llegado?


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