sábado, 12 de junio de 2021

Veinte años reciclando medicamentos y la gente aún no sabe quién lo paga

(AZprensa) Se han cumplido veinte años desde que se pusiese en marcha la iniciativa SIGRE para reciclar medicamentos y que todos esos envases cuyo contenido no llegó a terminarse se recicle de una forma segura en vez de mezclarlos con la basura normal, evitando así su impacto perjudicial sobre el medio ambiente.
 
Según una encuesta reciente, el 90 por ciento de los hogares españoles está familiarizado con ese punto de recogida de envases de medicamentos que está situado en un lugar bien visible de las 22.000 farmacias que colaboran en esta tarea. Preguntando a los ciudadanos, todos consideran que esta es una buena iniciativa y eso refuerza la buena imagen que tienen las farmacias ante la opinión pública. Pero si preguntamos a esos mismos ciudadanos quién paga el coste de todo eso (recogida, traslado y eliminación segura) dirán que las farmacias o que el Estado, o que el Ayuntamiento, o que… nadie sabe que el coste de esta iniciativa lo pagan los laboratorios farmacéuticos, concretamente 340 laboratorios que se apuntaron a este proyecto y que pagan en función de los envases que venden (a más envases vendidos, más tienen que pagar).
 
Las oficinas de farmacia juegan un papel importante, por supuesto, ya que es allí donde pueden los ciudadanos depositar los envases, pero esto no supone ningún desembolso económico para ellas, sólo el pequeño trabajo de avisar cuando esté lleno el recipiente para que recojan su contenido.
 
¿Y quién va a recogerlo? Ese es el otro gran ignorado: las empresas de distribución farmacéutica que a través de 143 almacenes de toda España, van recogiendo de las farmacias esos envases para enviarlos después al centro SIGRE de reciclado. Para las empresas de distribución esto supone trabajo adicional y un coste añadido, pero el ciudadano lo ignora y sigue pensando que eso es sólo cosa de las farmacias.
 
Vemos así cómo quienes más dinero ponen en este proyecto (los laboratorios farmacéuticos) no ven reconocida su contribución; cómo a quienes más trabajan en este proceso, las empresas de distribución, no se les reconoce ningún valor; y sólo las farmacias se llevan todos los elogios y son la única cara visible de todo el proceso de reciclaje de medicamentos.
 
Veinte años de SIGRE y la gente sigue ignorando quién lo hace posible. Menos mal que algo se ha avanzado y de los 29 gramos por habitante y año recogido durante los primeros años, hemos pasado a los 100 gramos por habitante y año. Aun así, queda mucho camino por recorrer y mucho despilfarro que frenar, como esos pacientes que de vez en cuando llegan a la farmacia con una bolsa llena de medicamentos que no han utilizado pero que sí han ido a recoger en la farmacia porque se los había recetado el médico, y los tiran al contendor de SIGRE sin el menor cargo de conciencia porque “como eran gratis…”.
 

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