(AZprensa) Una de las anécdotas más curiosas que ha dado
la industria farmacéutica se produjo durante el proceso de fusión de los
laboratorios Astra y Zéneca, en el año 1999, para dar lugar al nacimiento de
una nueva compañía: AstraZéneca. Ese nuevo laboratorio farmacéutico, con la
suma de sus dos socios, se convertía a partir de ese instante en el tercer
laboratorio más grande del mundo, pero ¿qué nombre poner a la nueva compañía?
No creáis que elegir nombre para una empresa
internacional, que opera en todo el mundo, es tarea fácil; son muchos los escollos
que debe superar, por ejemplo: un nombre que pueda registrarse sin problemas en
todos los países; un nombre que sea fácil de pronunciar en todos los países; un
nombre que sea fácil de recordar; un nombre que no tenga ninguna connotación
negativa en ningún idioma… y fue así como empezaron a revisarse cientos de posibilidades.
Entre todas las opciones había dos una que gustaban a los
responsables de elegir el nombre, por su originalidad y su sonoridad: Primey y Project
Artois. Tratando de elegir una se decantaron por la segunda: el nuevo
laboratorio que surgía de la fusión de Astra y Zéneca se llamaría “Project
Artois”, un proyecto innovador como lo era esta compañía que basaba todo su
esfuerzo en la investigación. Pero… la alegría duró poco; cuando se corrió la
voz del nombre que parecía tener el mayor número de adhesiones, alguien alertó
de un problema: Había una conocida marca de cerveza en Bélgica que se llamaba “Artois”.
Aquello fue un jarro de agua fría que cayó sobre las
humeantes cabezas de todos los que se habían devanado los sesos tratando de
encontrar un nombre y al fin creían haber dado con él, pero ¿cómo le iban
aponer a un laboratorio farmacéutico el nombre de una cerveza? Por mucho que
esa cerveza sólo fuese famosa en Bélgica y algún que otro país, no dejaba de
ser una cerveza, una bebida alcohólica, algo que muy poco tiene que ver con una
empresa que investiga y fabrica medicamentos para salvar vidas.
Descorazonados por aquél fracaso, sus responsables
arrojaron la toalla y se dijeron que para qué complicar más las cosas. Optaron,
pues, por la vía fácil y llamaron a la nueva compañía AstraZéneca, la simple unión
del nombre de los dos laboratorios que la habían fundado al cincuenta por
ciento.
Nota.- Para aquél que se pregunte por qué en este
comentario la palabra “AstraZéneca” lleva acento gráfico, cuando en ninguna
parte se ve escrito así, aquí les muestro la explicación:
https://azpressnews.blogspot.com/2021/02/astrazeneca-lleva-acento.html
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”, la curiosa historia de AstraZéneca, el laboratorio que nació de Alfred Nobel.
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