China prohíbe los rascacielos

(AZprensa) El comunismo también quiere controlar la arquitectura y si a principios de este año sacó una ley para prohibir la “arquitectura fea” (“fea” según el gusto de sus dirigentes políticos) ahora acaba de sacar otra ley para prohibir los rascacielos porque –según argumentan- aún queda mucho terreno donde construir, salvo excepciones.
 
Total, que ha puesto un límite de altura a los rascacielos que se construyan a partir de ahora; así, por ejemplo, en las ciudades de menos de 3 millones de habitantes, la altura máxima permitida será de 150 metros y en las ciudades de más de 3 millones de habitantes, la altura máxima permitida será de 250 metros.
 
Para que nos hagamos una idea de lo que se estaba construyendo en China hasta el momento, baste decir que su torre más alta, la de Shangai (en la imagen) alcanza los 632 metros de altura y el Centro financiero de Ping An (en la ciudad de Shenzhen) llega hasta los 599 metros. En otras palabras, los rascacielos más altos de China que se construyan a partir de ahora no llegarán ni a la mitad de altura de estos últimos.
 
Así que con el argumento de evitar “construcciones innecesarias” cuando hay terreno suficiente, han puesto límites tanto de “estética” (algo totalmente subjetivo) como de “altura” a la arquitectura. Una vez más, y como siempre, los políticos (todos en general y más los comunistas, en particular) sienten una pasión obsesiva por la palabra “prohibir”.
 

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