(AZprensa) Hoy no vamos a debatir sobre los
terraplanistas que, por si alguien no lo sabe, son aquellos que siguen pensando
que la Tierra es plana y que –aunque parezca mentira- son muchos y están
extendidos por todo el mundo. Lo que vamos a hacer es tomarlos como ejemplo…
Los terraplanistas están convencidos que la Tierra es
plana, que la Antártida es la barrera de hielo que nos rodea y más allá no hay
nada, que los planetas, estrellas y el mismo sol, giran a nuestro alrededor y
no están tan lejos sino que son muy pequeñitos, que eso de los viajes
espaciales son mentiras de la NASA y que todas esas fotos que nos muestran
desde el espacio, están trucadas.
Como decimos, hay muchas personas que piensan así (aunque
la mayor parte de la población mundial piensa lo contrario), y no creáis que
ellos lo dicen así como así, todo lo contrario, aportan multitud de argumentos
a su favor, otra cosa es que no estemos de acuerdo con esos argumentos, pero
ellos lo razonan.
Y ¿qué pasa, pues con ellos, que van en contra de lo que
opina la mayor parte de la población mundial? Pues no pasa nada, porque esas
creencias suyas son inofensivas, no perjudican los intereses del Gobierno ni de
los poderes económicos ni de los políticos. Por consiguiente se les deja que
sigan creyendo que la Tierra es plana y que sigan trabajando, pagando sus
impuestos y votando.
Pero vayamos ahora a otros ejemplos: el de los
antivacunas y el de los negacionistas del COVID-19. Ya pueden ellos argumentar
y razonar todo lo que quieran, ya pueden ellos aportar cientos de pruebas que apoyen
su teoría; a estos no se les dejará impunes, a estos se les perseguirá,
ridiculizará y silenciará. ¿Por qué? Simplemente porque los poderes políticos y
económicos han dicho que hay una pandemia y que las vacunas son inofensivas e
imprescindibles, y no se permite a nadie que les lleve la contraria aunque
razonen y aporten pruebas con las que se podrá estar o no de acuerdo.
¿Veis el ejemplo? A quienes gobiernan les da igual que
pensemos que la Tierra es redonda o es plana, no afecta en nada a sus
intereses; en cambio opinar distinto en temas sobre los que ellos se han pronunciado
es pecado mortal y debe ser perseguido.
¿No sería mejor que cada cual expresase y razonase sus
opiniones y que cada cual se formase su propia opinión? Eso sería libertad de
expresión y los poderes públicos deberían animar a que la gente se formase y
aprendiese a calibrar los argumentos de unos y otros para llegar finalmente a
una conclusión.
Todo lo demás es dictadura, imposición del pensamiento único,
tratarnos a todos como si fuésemos niños pequeños o como si fuésemos idiotas…
Mejor que no pensemos ni razonemos, que acatemos sin rechistar y sin cuestionar
cuanto nos digan, y que agachemos la cabeza, nos pongamos el bozal y les
votemos.
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