(AZprensa) Un estudio publicado en “New England Journal of Medicine”
nos hacía concebir grandes esperanzas: un nuevo fármaco se ha mostrado eficaz
contra el alzheimer. Como afirma uno de sus investigadores, el Dr. Bart De
Strooper (Reino Unido), “es el primer fármaco que ofrece una posibilidad real
de tratar el alzheimer”.
El fármaco en cuestión se llama “lecanemab” y está siendo desarrollado por Biogen y Eisai. Todos los estudios demuestran que es eficaz y que retrasa la degeneración del cerebro. Entonces ¿cuál es el problema?
Por desgracia el problema es el que presentan –en mayor o menor medida- todos los medicamentos: sus efectos secundarios. En este caso concreto el riesgo de aparición de inflamación cerebral y de hemorragias cerebrales. No es poca cosa, pero ¿en qué porcentajes?
Según el citado estudio, aparecieron hemorragias cerebrales en el 17,3% de los pacientes, frente al 9% de los que fueron tratados con placebo (esto, es, una sustancia sin ninguna actividad). Por lo que se refiere a la inflamación cerebral, la padecieron el 12,6% de los que tomaron este fármaco, mientras que sólo apareció en el 1,7% de los que tomaron placebo.
Así las cosas, habrá que seguir esperando. Quizás este fármaco abra la vía a la investigación para descubrir otros parecidos que no tengan estos efectos secundarios. Lo que parece seguro es que los periodistas no deberían lanzar titulares falsamente esperanzadores cuando se descubre algún nuevo fármaco sin haber conocido y sopesado antes sus pros y sus contras.
Con demasiada frecuencia se nos olvida que todos los medicamentos (absolutamente todos) tienen efectos secundarios, y la cosa está en valorar si los beneficios que se van obtener con cada medicamento son superiores a sus posibles efectos secundarios y compensan correr ese riesgo. Y así deberían explicarlo los médicos a sus pacientes. Y así deberían asegurarse los médicos de que sus pacientes lo habían entendido. Y así deberían ser los pacientes quienes en última instancia tomasen la decisión de seguir o no ese tratamiento.
Nota.- Cuando se escribimos alzheimer en general, se debe escribir “alzheimer”, pero si especificamos y escribimos “enfermedad de Alzheimer” entonces sí hay que poner “Alzheimer” con mayúscula.
El fármaco en cuestión se llama “lecanemab” y está siendo desarrollado por Biogen y Eisai. Todos los estudios demuestran que es eficaz y que retrasa la degeneración del cerebro. Entonces ¿cuál es el problema?
Por desgracia el problema es el que presentan –en mayor o menor medida- todos los medicamentos: sus efectos secundarios. En este caso concreto el riesgo de aparición de inflamación cerebral y de hemorragias cerebrales. No es poca cosa, pero ¿en qué porcentajes?
Según el citado estudio, aparecieron hemorragias cerebrales en el 17,3% de los pacientes, frente al 9% de los que fueron tratados con placebo (esto, es, una sustancia sin ninguna actividad). Por lo que se refiere a la inflamación cerebral, la padecieron el 12,6% de los que tomaron este fármaco, mientras que sólo apareció en el 1,7% de los que tomaron placebo.
Así las cosas, habrá que seguir esperando. Quizás este fármaco abra la vía a la investigación para descubrir otros parecidos que no tengan estos efectos secundarios. Lo que parece seguro es que los periodistas no deberían lanzar titulares falsamente esperanzadores cuando se descubre algún nuevo fármaco sin haber conocido y sopesado antes sus pros y sus contras.
Con demasiada frecuencia se nos olvida que todos los medicamentos (absolutamente todos) tienen efectos secundarios, y la cosa está en valorar si los beneficios que se van obtener con cada medicamento son superiores a sus posibles efectos secundarios y compensan correr ese riesgo. Y así deberían explicarlo los médicos a sus pacientes. Y así deberían asegurarse los médicos de que sus pacientes lo habían entendido. Y así deberían ser los pacientes quienes en última instancia tomasen la decisión de seguir o no ese tratamiento.
Nota.- Cuando se escribimos alzheimer en general, se debe escribir “alzheimer”, pero si especificamos y escribimos “enfermedad de Alzheimer” entonces sí hay que poner “Alzheimer” con mayúscula.
La Comunicación sigue siendo esa “asignatura pendiente”
en Medicina.
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