Es una práctica muy extendida que las grandes empresas
emprendan y/o colaboren con proyectos humanitarios, de ayuda social, etc. Para
ello les hacen ver a los empleados lo bonito e ilusionante que es trabajar en
estas tareas de voluntariado, tras lo cual muchos de esos empleados acceden a
trabajar gratis en esos proyectos que redundarán… en beneficio de imagen para
la empresa.
De esta forma, la empresa no se gasta nada de dinero
(quizás en algunos casos pueda hacer una pequeña donación que luego
desgravará en el balance final) sino que ofrece “gratis” a sus empleados, los
cuales llevarán a cabo ese trabajo social por el cual recibirán a cambio –en el
mejor de los casos- un agradecimiento por parte de la ONG y unas palmaditas en
la espalda por parte de los directivos de la empresa.
La empresa, en cambio, obtendrá –si saben utilizarlo bien
sus responsables de Comunicación- una repercusión mediática importante que
potenciará la imagen corporativa; vamos, lo que se dice “publicidad gratis”.
Por supuesto que estamos de acuerdo en que las grandes
empresas colaboren con proyectos humanitarios, y nos parece lógico y justo que
lo propaguen a los cuatro vientos para mejorar su imagen pública; pero lo que
nos parece de “mucho morro” es que su participación básica en estos proyectos
consista en ceder trabajadores gratis para que estos trabajen gratis, cuando en
realidad de lo que se trata es de obtener beneficio (en este caso de imagen)
para la empresa.
Si de verdad quieren colaborar en esos proyectos, que
paguen de verdad a los trabajadores que quieran hacer eso, sean estos empleados
de la empresa o ajenos a la misma.
Y si traigo esto hoy a estas páginas, es porque he leído
un último ejemplo de esta popular práctica empresarial:
“Los empleados de Lilly invierten más de 650 horas en 3 proyectos de voluntariado para la reducción de la obesidad infantil, la inserción laboral de jóvenes y la prevención del abandono escolar”.
Como muy bien destaca este laboratorio farmacéutico: “Fomentar
hábitos de vida saludables en las familias, animar a los adolescentes en riesgo
de abandono escolar para que no dejen sus estudios y ayudar a los jóvenes en la
búsqueda de empleo son los retos que Lilly España persigue en su estrategia de
voluntariado corporativo y con los que busca generar impacto positivo en la
sociedad. Para ello, en colaboración con Fundación United Way España, Lilly
desarrolla tres programas: Desafío Health, Desafío Empleo y Desafío PRO, en
cuya última edición han sumado 657 horas de voluntariado”.
Como se ve, una buena campaña de imagen corporativa para
la empresa a costa del trabajo altruista de sus empleados.
“Los empleados de Lilly invierten más de 650 horas en 3 proyectos de voluntariado para la reducción de la obesidad infantil, la inserción laboral de jóvenes y la prevención del abandono escolar”.
Los laboratorios farmacéuticos también tienen cosas
buenas.
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”: https://amzn.to/3lkv5h8
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