domingo, 11 de diciembre de 2022

Villancicos: Cuando el burro es el letrista

(AZprensa) Al llegar la Navidad todos escuchamos la clásica sintonía de los villancicos, esas canciones populares que se repiten por estas fechas todos los años. Se habla en esos villancicos de la Virgen, del niño Jesús, de Belén… y de las cosas más absurdas que jamás mente alguna haya podido imaginar. Para demostrarlo, vamos a analizar la letra de uno de los villancicos más conocidos, “Hacia Belén va una burra”. No tiene desperdicio.
 
Dice la primera estrofa: “Hacia Belén va una burra rin, rin Yo me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité. Cargada de chocolate. Lleva su chocolatera rin, rin, su molinillo y su anafre, María, María, ven acá corriendo, que el chocolatillo se lo están comiendo”.
Aparte de la pesadez de ese “rin rin” que no sé a cuento de qué viene puesto que en aquella época no existían los timbres, te mete nada más empezar algo absurdo y estúpido: Sin dar explicaciones del por qué, te dice que se echa un remiendo y luego se lo quita. ¿Qué sentido tiene remendar la ropa si luego, una vez has terminado, la descoses como hacía la mujer de Ulises? Aunque esta última lo hacía por una razón lógica.
Después nos dice que una burra va cargada de chocolate, lo cual es imposible puesto que el chocolate no se exportó desde América hasta muchos siglos más tarde. El letrista, de historia, sabe poco. Para colmo dice que lleva un molinillo y un anafre. Vamos a ver ¿hay alguien que sepa qué es un anafre? Entonces ¿por qué mete esas palabras que nadie entiende, en unas canciones que son para niños y para gente normal y corriente?
Finalmente le dice a la Virgen que vaya corriendo porque ese chocolate que le llevaban se lo están comiendo otros (no se sabe quién). ¡Vaya forma de festejar la Navidad! ¡Hacerle la vida imposible a la Virgen, enseñándole regalos y golosinas sin dejárselos comer! ¿Es eso de buen cristiano?
 
Vamos con la segunda estrofa: “En el Portal de Belén rin, rin… Han entrado los ratones. Y al bueno de San José rin, rin… ¡Le han roído los calzones! María, María, ven acá corriendo, que los calzoncillos, los están royendo”.
Ya sabemos que en el portal de Belén había poca higiene, pero ningún historiador ni apóstol habló nunca de ratones. Pues el letrista dice que sí, que había ratones y que le royeron los calzoncillos a San José, ¡y encima lo cantan en plan festivo! Poca humanidad, por no decir ninguna, tiene quien lo escribió. ¡Ah, y tampoco conocía los tiempos de los verbos: ¿en qué quedamos, los ratones “han roído” (pasado) o “están royendo” (presente)?
 
Y, si aún sobrevives a estos disparates, vamos con la tercera y última: “En el portal de Belén rin, rin… Gitanillos han entrado, y al Niño que está en la cuna rin, rin... los pañales le han robado. María, María ven acá volando que los pañalillos, los están llevando”.
Para terminar con estos despropósitos el letrista hace apología del racismo y homofobia denigrando a la raza gitana a los que acusa de ladrones y de algo tan absurdo como robar unos pañales. Teniendo en cuenta que en aquella época no había Dodotis, estos serían unas simples piezas de tela sin ningún valor.
Como al letrista le gusta fastidiar a todos (a San José que lo deja sin calzoncillos y a la Virgen que la trae por la calle de la amargura corriendo de un lugar a otro para que no se coman el chocolate y no le roben lo poco que tiene), avisa a la Virgen para que trate de evitar ese robo de los pañales.
 
Como podemos ver, quizás sea este villancico el más absurdo de todos. Para el letrista, el portal de Belén no era un establo sino un centro de convenciones para ladrones. En conclusión, el único burro de esta canción es el letrista.
 


Aquella popular serie de televisión de los ochenta escondía un mensaje secreto que ahora ha salido a la luz, desconcertando a todos.
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