lunes, 29 de mayo de 2023

La Luna huele a pólvora

(AZprensa) A diferencia de los demás astronautas de las misiones Apolo, Jack Schmitt (Apolo 17) ha sido el único geólogo que ha pisado la Luna, y era muy sensible a ciertos olores: “Los olores a combustible quemado de Houston y al humo del cigarrillo, me volvían loco" afirmaba, mientras que los demás astronautas estaban acostumbrados, era su ambiente natural.
 
Charlie Duke, piloto de la Apolo 16, informó por radio desde la Luna: "Es un olor muy fuerte, tiene el sabor de la pólvora y también huele como la pólvora". Durante la misión Apolo 17, Gene Cernan resaltó: "huele como si alguien hubiera disparado una carabina aquí adentro". El grupo de astronautas del proyecto Apolo, sabía bien de qué se hablaba cuando se referían a la pólvora quemada, todos habían sido pilotos militares.
 
Sin embargo el polvo lunar y la pólvora no tienen nada en común. La pólvora sin humo moderna es una mezcla de nitrocelulosa (C6H8(NO2)2O5) y nitroglicerina (C3H5N3O9). Son moléculas inflamables orgánicas "que no se encuentran en el suelo lunar", afirma Gary Lofgren del Laboratorio de Muestras Lunares del Centro Espacial Johnson de la NASA. Si acerca un fósforo encendido a un poco de polvo lunar no se enciende ni explota.
 
El polvo lunar está formado de una mitad de vidrio de dióxido de silicato creado por los impactos de micrometeoritos en la Luna. Estos impactos, que han estado ocurriendo desde hace miles de millones de años, funden el suelo en vidrio y al mismo tiempo lo fragmentan en pequeñísimos trozos. El polvo lunar es también rico en hierro, calcio y magnesio asociado con minerales como olivina y piroxina. No se parece en nada a la pólvora.
 
Posteriormente el polvo traído tomó contacto con éstos elementos en la cabina del módulo de comando durante el transporte hacia la Tierra, con lo que el polvo perdió algunas de sus características y cualquier reacción química olfatoria desapareció hace mucho. Sin embargo los bordes filosos de los granos de polvo limaron y rompieron inesperadamente los sellos de los contenedores permitiendo que el oxígeno y la humedad penetraran durante los tres días que duró el viaje de regreso. Esto no debiera haber ocurrido, ya que los exploradores lunares envasaron el polvo lunar en termos especiales llevados para este efecto, capaces de mantener las muestras en el vacío.
 
Pero ¿por qué ese olor? Nadie lo sabe. Curiosamente, aquí en la Tierra, el polvo lunar no tiene olor. En el laboratorio de Lofgren hay decenas de kilos de polvo lunar, y los han tocado y olido sin encontrar ningún olor. ¿Acaso los tripulantes del Apolo lo imaginaron? No parece probable; eran gente muy entrenada y todos dijeron lo mismo. Es posible que el polvo lunar reaccionara con la humedad y la atmósfera rica en oxígeno del módulo lunar, tomando contacto con dos elementos completamente inexistentes en los lugares donde bajaron. Habría que volver a la Luna para poder dar respuesta a estos interrogantes... pero eso ya es otra historia.
 

Los artículos de un periodista que no tuvo que rendir cuentas a ningún jefe, ni a ningún anunciante, ni a ningún poder político o económico…
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