(AZprensa)
A diferencia de los demás astronautas de las misiones Apolo, Jack Schmitt
(Apolo 17) ha sido el único geólogo que ha pisado la Luna, y era muy sensible a
ciertos olores: “Los olores a combustible quemado de Houston y al humo del
cigarrillo, me volvían loco" afirmaba, mientras que los demás astronautas
estaban acostumbrados, era su ambiente natural.
Charlie
Duke, piloto de la Apolo 16, informó por radio desde la Luna: "Es un olor
muy fuerte, tiene el sabor de la pólvora y también huele como la pólvora".
Durante la misión Apolo 17, Gene Cernan resaltó: "huele como si alguien
hubiera disparado una carabina aquí adentro". El grupo de astronautas del
proyecto Apolo, sabía bien de qué se hablaba cuando se referían a la pólvora
quemada, todos habían sido pilotos militares.
Sin
embargo el polvo lunar y la pólvora no tienen nada en común. La pólvora sin
humo moderna es una mezcla de nitrocelulosa (C6H8(NO2)2O5) y nitroglicerina
(C3H5N3O9). Son moléculas inflamables orgánicas "que no se encuentran en
el suelo lunar", afirma Gary Lofgren del Laboratorio de Muestras Lunares
del Centro Espacial Johnson de la NASA. Si acerca un fósforo encendido a un
poco de polvo lunar no se enciende ni explota.
El
polvo lunar está formado de una mitad de vidrio de dióxido de silicato creado
por los impactos de micrometeoritos en la Luna. Estos impactos, que han estado
ocurriendo desde hace miles de millones de años, funden el suelo en vidrio y al
mismo tiempo lo fragmentan en pequeñísimos trozos. El polvo lunar es también
rico en hierro, calcio y magnesio asociado con minerales como olivina y
piroxina. No se parece en nada a la pólvora.
Posteriormente
el polvo traído tomó contacto con éstos elementos en la cabina del módulo de
comando durante el transporte hacia la Tierra, con lo que el polvo perdió
algunas de sus características y cualquier reacción química olfatoria
desapareció hace mucho. Sin embargo los bordes filosos de los granos de polvo
limaron y rompieron inesperadamente los sellos de los contenedores permitiendo
que el oxígeno y la humedad penetraran durante los tres días que duró el viaje
de regreso. Esto no debiera haber ocurrido, ya que los exploradores lunares
envasaron el polvo lunar en termos especiales llevados para este efecto,
capaces de mantener las muestras en el vacío.
Pero
¿por qué ese olor? Nadie lo sabe. Curiosamente, aquí en la Tierra, el polvo
lunar no tiene olor. En el laboratorio de Lofgren hay decenas de kilos de polvo
lunar, y los han tocado y olido sin encontrar ningún olor. ¿Acaso los
tripulantes del Apolo lo imaginaron? No parece probable; eran gente muy
entrenada y todos dijeron lo mismo. Es posible que el polvo lunar reaccionara
con la humedad y la atmósfera rica en oxígeno del módulo lunar, tomando
contacto con dos elementos completamente inexistentes en los lugares donde
bajaron. Habría que volver a la Luna para poder dar respuesta a estos
interrogantes... pero eso ya es otra historia.
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