lunes, 8 de mayo de 2023

Disponibilidad de nuevos medicamentos en España. Lo que nadie dice

(AZprensa) Recientemente se ha hablado de lo que tardan en llegar a España los nuevos medicamentos, en base al informe
anual “Indicadores de acceso a terapias innovadoras en Europa 2022” (“W.A.I.T. Indicator”) que analiza el estado de la financiación pública a 1 de enero de 2023 de los medicamentos autorizados entre 2018 y 2021.
 
Según este informe, en los últimos años ha ido aumentando el tiempo de espera año tras año. Si ya el año pasado había que esperar 517 días, ahora esa espera es de 629 días. ¿Y sabéis cuántos días establece la ley que se puede esperar? Pues –agárrate- 180 días. Has leído bien. La legislación española establece que en 180 días se tiene que haber resuelto la incorporación de nuevos medicamentos al sistema sanitario público español, y la realidad es que cada año hay que esperar más que el anterior y ahora llegamos al récord histórico de espera de 629 días.
 
Para colmo, los nuevos medicamentos que consiguen su aprobación, lo hacen con muchas restricciones para su uso, bien sea con menos indicaciones de aquellas para las que sirve, o con menos tipos de pacientes que se puedan beneficiar de ellos. En concreto, en España, 50 de los 98 nuevos medicamentos aprobados en ese periodo lo han hecho con restricciones, un 51% frente al 41% del año anterior. Pero ¿es común este tipo de restricciones en otros países? Los datos son demoledores: Alemania (1%), Italia (12%), Francia (17%).
 
Hasta aquí lo que se ha dicho en aquellos medios de comunicación (pocos) que han dicho algo al respecto. Pero ahora vamos a dar la verdadera razón que hay detrás de todo esto, algo que no dice ningún medio de comunicación y que sólo conocen (pero callan) aquellos que trabajan en la industria farmacéutica…
 
Cuando un laboratorio farmacéutico termina la investigación clínica de un nuevo medicamento, presenta la solicitud de autorización a un país de referencia (el que quiera el laboratorio) y a la Unión Europea. Cuando la Unión Europea concede la autorización, el laboratorio ya lo puede presentar para su autorización a todos los demás países. Pero, hay una pega: Cada uno de esos países que autorice el nuevo medicamento debe fijar un precio de venta del mismo (estamos hablando de medicamentos de prescripción cuyo principal cliente en todos los países son los sistemas sanitarios públicos, es decir, los Gobiernos de cada país).
 
Como los laboratorios han invertido mucho dinero y años en su investigación y desarrollo, quieren un precio lo más alto posible, y como los Gobiernos son quienes van a tener que pagar ese precio, quieren que el precio sea lo más bajo posible. Se establece así un regateo entre ambas partes, hasta que finalmente se llega a un acuerdo (ese “finalmente” ya hemos dicho que en España ha batido el récord de 629 días superando exageradamente los 180 días que marca la ley.
 
Y te preguntarás ¿por qué tardan tanto en España para ponerse de acuerdo en el precio? Pues porque España es tan rácana que quiere pagar el precio más bajo posible. Al Gobierno le importa un bledo que los pacientes no puedan beneficiarse de esos nuevos medicamentos; sólo le importa pagar menos. Así que el Gobierno opta por la siguiente estrategia: Pone pegas y pegas y va alargando el plazo para que sean otros países quienes lo vayan autorizando antes y así esperar hasta que ya esté disponible en casi todos los países y entonces elegir el precio más bajo que se haya fijado en alguno de ellos, tomando ese precio como modelo. “Si Grecia o Albania –por ejemplo- han aprobado ese precio (el más bajo de Europa), pues ese es el precio que ofrecemos nosotros”, es lo que dicen las Autoridades sanitarias españolas al laboratorio.
 
El laboratorio se lleva las manos a la cabeza. Intenta regatear de nuevo, la mayor parte de las veces sin éxito. El producto ya está disponible en casi todos los países, y los pacientes de todos los países se benefician del mismo, pero aquí en España, hay que seguir esperando el milagro de que el Gobierno afloje un poco y permita un precio un poquito más alto que el precio más bajo de Europa, o que simplemente el laboratorio tire la toalla (que es lo más habitual) y acepte ese precio de saldo, entre otras cosas, porque con todo este proceso ya han pasado dos años de negociaciones que representan dos años menos de ventas y de exclusividad de patente, y en cuanto se acabe esta cualquier otro laboratorio podrá copiar el medicamento y aceptar ese precio e incluso uno menor ya que no tendrá que amortizar ninguno de esos miles de millones y años de estudio y trabajo que llevó el descubrimiento y desarrollo del citado medicamento.
 
Esta es la verdadera razón. Por eso tardan tanto en llegar a España los nuevos medicamentos. Nuestras Autoridades sanitarias esperan todo el tiempo que sea necesario hasta ver cuál es el precio más bajo que se concede en Europa y es, entonces, cuando ellos fijan para España ese mismo precio. El que los pacientes tengan que esperar tanto tiempo les da igual, el caso es pagar lo mismo que pague el país más pobre de Europa.
 

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