(AZprensa)
Vaya por delante que en este artículo no apoyamos a los negacionistas del
cambio climático; simplemente nos vamos a centrar en demostrar la
inconsistencia de los argumentos que emplean los defensores del cambio
climático. Hablaremos, pues, de “negacionistas” y “defensores” así como de sus
argumentos.
Por
ejemplo, ha causado gran irritación entre los “defensores” la divulgación en
redes sociales de una simple hoja de un almanaque antiguo en donde se recogían
las temperaturas máximas del periodo que va de 1901 a 1930 en cada una de las
provincias españolas. En ella se comprobaba cómo en ese periodo de 30 años se
alcanzaban temperaturas iguales e incluso superiores a las que se están
recogiendo actualmente. Por eso, los “negacionistas” que divulgaban esta hoja
de almanaque decían que “Como se puede ver, toda la vida ha hecho calor. Que no
te cuenten payasadas”.
Como
los “defensores” siguen las líneas que marcan el Gobierno y las agendas
mundiales “Agenda 2030” y “Agenda 2050”, se sienten arropados por el poder y
carecen de autocrítica, así como carecen también de humildad. En su habitual
prepotencia, les ha sentado muy mal que les llamen “payasos” y han puesto en
marcha su maquinaria de descrédito a todo lo que se oponga al pensamiento
único.
A
través de los medios de comunicación (perdón, quiero decir de “manipulación”) y
de sus propios órganos para decirnos qué es “fake” (falso) y qué es “verdad”
(según ellos), se han referido a estas viejas hojas de almanaque.
Para
empezar, les hubiera gustado decir que eran falsas, o que estaban manipuladas,
pero resulta que dichas hojas eran auténticas y emitidas por la Agencia Estatal
de Meteorología, por lo tanto no podían decir que esos datos fuesen falsos.
Así
que a los “defensores” no les ha quedado más remedio que utilizar otros
“argumentos” como, por ejemplo, que “no se pueden sacar conclusiones de datos
de temperaturas puntuales”. Pero resulta que esos datos “puntuales” son de un
periodo de 30 años, y que lo que hoy día nos cuentan todos los informativos del
tiempo, sí que son datos puntuales. Por lo tanto si –según ellos- no se pueden
sacar conclusiones de unos datos puntuales de un periodo de 30 años, tampoco se
deberían poder sacar conclusiones de los datos puntuales de este año o de los
dos o tres últimos años.
Los
“defensores” reconocen que, en efecto, esas hojas pertenecen al “Calendario
Meteoro-Fenológico” de 1943 del Servicio Meteorológico Nacional, que entonces
estaba adscrito al Ministerio del Aire y que cumplía las funciones de la AEMET.
Y a continuación añaden que para tomar conclusiones sobre esas cifras
“necesitan un estudio en profundidad sobre en qué condiciones se tomaron, algo
que aún está pendiente”. Es decir, reconocen que son datos oficiales pero no se
les ha ocurrido estudiar en profundidad esos datos (que son su propia fuente
oficial) para sacar conclusiones, pero sí que han sacado la conclusión (sin
haber estudiado esos datos, tal como reconocen) de que estamos en plena
catástrofe de calentamiento global.
A
continuación, empiezan a poner en duda a los técnicos de este organismo oficial
que tomaron dichas temperaturas, y dicen cosas como estas: “Existen muchos
factores que inciden en la medición de temperaturas, como la situación de la
estación, que no se detalla en el almanaque”. Y abundan en su exposición
diciendo que: “Medir las temperaturas es más difícil de lo que parece. Lo ideal
es medir la temperatura del aire, y para eso necesitamos un sensor que esté
protegido de la lluvia y de la radiación solar con una garita, pero también hay
muchas otras variables. El sensor necesita que la garita esté abierta, que el
aire circule y que tenga la misma temperatura que en el exterior. No sabemos
dónde estaba situada la estación que tomó el dato de 46,6ºC en Sevilla. Puede
no haber estado en un sitio adecuado. Puede que estuviese en una pared que mira
al sur, o no circulase bien el aire por ella”.
Total,
que según ellos, como no saben en qué lugares y en qué situaciones estaban esas
garitas, no pueden tomarlas en consideración. Según este mismo razonamiento, si
las temperaturas recogidas en esos 30 años no se pueden tomar en consideración,
cuando ahora hablemos del “calor” que hace hoy en día, no podremos compararlo
de forma fiable con el que hacía antes. Son ellos mismos quienes nos están
diciendo que esos datos no son fiables.
Vamos,
que los “defensores” miran unas cifras de hace muchos años, y si son más bajas
que las actuales, dicen que sí son válidas y demuestran el calentamiento global,
aunque no sepan dónde ni cómo estaban situadas esas garitas de medición. En
cambio, si las cifras antiguas que miran son más altas que las actuales, entonces
dicen que esos datos sí son fiables, aunque no sepan ni dónde ni cómo estaban
situadas esas garitas.
Seamos
serios, si el desconocimiento de cómo y dónde estaban situadas esas garitas
hace que los datos no sean fiables, pues no serán fiables ni para lo bueno ni
para lo malo, ni para apoyar el cambio climático ni para negarlo.
Como
los “defensores” se van dando cuenta de que sus argumentos hacen agua por todas
partes, cambian de estrategia y dicen a continuación que el cambio climático “se
nota no solo en un aumento de eventos extremos, sino también en el aumento de
la temperatura media”. Reconocen que la existencia de “temperaturas máximas
altas en algunos momentos determinados no quiere decir que la media sea alta,
quiere decir que en un momento puntual la temperatura ha aumentado y provocado
una ola de calor, algo normal y habitual en el clima”. Y entonces se ponen a
hablar de “olas de calor”, es decir, de periodos de varios días con temperaturas
más altas de lo normal. Para darle carácter científico a sus afirmaciones,
citan un artículo (sólo uno) publicado en una revista científica en el año
2014, pero resulta que dicho artículo se refiere al sur de Europa en el periodo
1978 a 2012, en donde toman las cifras de algunos puntos del sur de Europa (no
explican con qué criterios se han elegido esos puntos) y comprueban que ahí hubo
más “olas de calor” en los últimos años que en los anteriores. Como consideran
fiables esos datos, debemos suponer que los que hicieron el estudio sí sabían
cómo y dónde estaban situadas las garitas para la medición de las temperaturas,
porque si no, esos datos no serían válidos. Tampoco nos explican cuáles han
sido esos puntos escogidos para comparar sus temperaturas, ni por qué
consideran ellos que esos puntos son representativos de todo el sur de Europa.
En
definitiva, los “defensores” dicen que “medir las temperaturas es más difícil
de lo que parece” pero a la hora de la verdad nos demuestran que: Sacar
conclusiones es mucho más fácil de lo que parece, sobre todo si esas conclusiones
son del gusto de las agendas 2030 y 2050”.
Finalmente,
recordemos…
Por una parte:
Que los registros más o menos serios de temperaturas se vienen realizando desde hace sólo unos 150 años; que los modelos climáticos que establecen el clima mundial se vienen haciendo desde 1970 (hace sólo 53 años); y que la AEMET con su actual denominación, estructura y “garitas” oficiales se creó en 2008 (hace sólo 15 años).
Y
por otra parte:
Que la Edad del Hielo tuvo lugar hace 12.000 años; que la última glaciación tuvo lugar hace 110.000 años; y que el planeta Tierra tiene más de 4.500.000.000 años (más de 4.500 millones de años).
En
definitiva: Hablar de temperaturas referidas a unas decenas de años, es
totalmente irrelevante a escala geológica.
Enlaces
para curiosos que sean capaces de razonar por sí mismos y aceptar o cuestionar
lo que se dice en los mismos:
Web dedicada a desmentir todo lo que vaya en contra de la verdad oficial: https://www.newtral.es/almanaque-aemet/20220728/
¿Cómo se mide la temperatura histórica en España? (National Geographic):
https://bit.ly/3HJ4RBh
Si los independentistas tienen su propio idioma, pues yo también tengo el de mi pueblo.
“Diccionario Daimieleño – Español”: https://amzn.to/3qT88mu
Por una parte:
Que los registros más o menos serios de temperaturas se vienen realizando desde hace sólo unos 150 años; que los modelos climáticos que establecen el clima mundial se vienen haciendo desde 1970 (hace sólo 53 años); y que la AEMET con su actual denominación, estructura y “garitas” oficiales se creó en 2008 (hace sólo 15 años).
Que la Edad del Hielo tuvo lugar hace 12.000 años; que la última glaciación tuvo lugar hace 110.000 años; y que el planeta Tierra tiene más de 4.500.000.000 años (más de 4.500 millones de años).
Web dedicada a desmentir todo lo que vaya en contra de la verdad oficial: https://www.newtral.es/almanaque-aemet/20220728/
¿Cómo se mide la temperatura histórica en España? (National Geographic):
Si los independentistas tienen su propio idioma, pues yo también tengo el de mi pueblo.
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