(AZprensa)
Ahora que estamos en plena campaña electoral para los Ayuntamientos, he echado
la vista atrás para ver algunos de los problemas que tenía Madrid. Lo malo es
que quizás he echado la vista demasiado para atrás, porque me he ido al año
1860. Pero lo que he leído en la prensa de la época merece ser compartido,
sobre todo con aquellos que quieran sonreír un poco.
El
texto que reproduzco fielmente a continuación parece un ejemplo de “humor
marrón” pero no tenía nada de humor sino que era una reclamación muy seria en
aras de una buena salubridad. Veamos:
“Se
va aumentando en Madrid el número de columnas mingitorias o meaderos públicos,
pero con tan poco acierto que casi valdría más que no se aumentase. Meaderos
hay, de los cuales se desprende tal fetidez como que, por medida de higiene y
salubridad, hay que apartar el olfato y expeler la orina fuera del receptáculo.
La Municipalidad debiera saber que no basta construir meaderos y abandonarlos a
su mala suerte, sino que es menester cuidarlos y desinfectarlos.
En
buena higiene municipal cada meadero o columna mingitoria debe tener su cubeta,
esta cubeta un conducto, y este conducto ir a desembocar a la alcantarilla o si
esto no es posible a una pequeña cisterna especial. Estas cisternas deben
desocuparse de noche por medio de un tonel que tenga una pequeña bomba aspirante.
Estos toneles llenos de orina se llevan a cierta distancia de la ciudad y allí,
mezclado el excremento líquido con basura, turba, tierra. etc., queda
convertido en abono de suma potencia fecundante para los campos.
La
brea o alquitrán del carbón de piedra y el aceite esencial de brea, comunican a
los orines la propiedad de conservarse y no entrar en putrefacción. Pues bien
se alquitranan las cubetas, se alquitranan los conductos y las cisternas o
depósitos de que hemos hablado antes y quedan perfectamente desinfectados los
meaderos públicos. Igual operación debiera practicarse en las canalejas o
regueros que tenemos en muchas calles y que vienen a ser una especie de
meaderos ómnibus como en la calle San Ricardo, en la de Gitanos y la travesía
que tiene enfrente, etc., puntos por demás infectos.
Mucho
celebraríamos que, por quien corresponda, fuesen atendidas nuestras
indicaciones”.
Fuente.-
“El Monitor de la Salud”. Año III. Nº XXIV. 15 de Diciembre de 1.860.
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