(AZprensa) Desde su investidura como presidente del Gobierno en
2018, gracias a una moción de censura contra Mariano Rajoy, Sánchez ha
gobernado apoyado por una coalición heterogénea que incluye partidos
independentistas catalanes, formaciones asociadas con el pasado terrorista de
ETA, y diversos grupos de izquierda y extrema izquierda. Este apoyo ha sido
crucial para mantenerse en el poder dado que en las últimas elecciones
generales, el Partido Popular (PP) fue el más votado, sin obtener sin embargo
la mayoría suficiente para gobernar.
La dependencia de Sánchez de estos partidos ha generado un
clima de chantaje político. Sin el apoyo de formaciones como Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC), EH Bildu, o Unidas Podemos, sus políticas no
podrían avanzar en el Congreso de los Diputados. Esto ha llevado a una crítica
generalizada sobre cómo se gestiona el poder, convirtiendo la política en una
serie de negociaciones y concesiones más que en una representación democrática
genuina.
Igualmente recurrente es el uso habitual de decretos ley
para legislar cuando las propuestas no cuentan con el respaldo suficiente en el
parlamento. Este método de gobierno es una forma de esquivar el debate y la
aprobación legislativa en el Congreso, lo que constituye una erosión de los
principios democráticos. Además, Pedro Sánchez ha ido controlando poco a poco
distintas instituciones públicas para asegurar su permanencia en el poder.
Ahora celebra lo que él llama “50 años de libertad”
(aludiendo una vez más a la figura de un antiguo gobernante del que ya nadie se
acordaría si no fuese porque él lo utiliza
a diario para dividir a la población) y se erige como líder de la
libertad cuando, por ejemplo, él ha sido el único gobernante español que impuso
un confinamiento a la población. Bien es cierto que se justificaba como medida
de salud pública, pero al ser de “obligado cumplimiento” se restringía
dictatorialmente la libertad, tal como determinó posteriormente el Tribunal
Superior de Justicia que lo declaró ilegal por no contar con las garantías
legales necesarias.
Finalmente, la relación de Pedro Sánchez con los medios
de comunicación y con aquellos que critican su gestión ha estado marcada por
continuos ataques a la prensa e incluso a los jueces, cuando estos criticaban o
eran contrarios a su gestión, en un claro ejemplo de dictadura disfrazada de
democracia.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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