(AZprensa)
Se conocen como ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) aquellas experiencias en
que una persona es considerada clínicamente muerta y después vuelve a la vida
de forma incomprensible y relata unas experiencias de sus vivencias en el más
allá. Hoy no vamos a hablar de este apasionante tema sino a rescatar del olvido
el primer registro escrito que se tiene en la historia de una ECM y que nos
remonta nada más y nada menos que a la época de Platón…
La
historia del soldado armenio Er, también conocido como Er el Armenio, es
detallada por Platón en su diálogo "La República", específicamente en
el Libro X y puede considerarse como la primera ECM de la que se tiene
constancia escrita.
Er
era un soldado que cayó en batalla. Después de diez días, cuando estaban
recogiendo los cuerpos de los caídos para el entierro, se encontró que el
cuerpo de Er no mostraba signos de descomposición, y en el momento en que lo
iban a quemar, él recuperó la vida y relató lo siguiente:
Er describió cómo su alma, junto con otras, fue llevada a un lugar donde se juzgaba a los muertos. Aquí, las almas eran juzgadas por sus acciones terrenales; los justos iban hacia arriba a un lugar de luz y alegría, mientras que los malvados iban a un lugar bajo tierra lleno de oscuridad y tormento.
Las almas fueron llevadas a un lugar desde donde podían ver todo el universo, estrellas, planetas, galaxias…
Estas almas, después de haber visto el juicio y el ciclo cósmico, podían elegir su próxima vida y, según contó Er, las almas escogían con base en sus experiencias pasadas, muchas veces cometiendo el error de elegir vidas que parecían atractivas a primera vista pero que resultaban difíciles o infelices.
Finalmente, en el caso de Er, no llegó a beber en lo que definió como el “río de la indiferencia” (Leteo), que hacía olvidar a las almas sus vidas pasadas, por lo que fue enviado de vuelta a la vida para contar su experiencia como testimonio de lo que sucede después de la muerte.
Platón
sacó unas claras enseñanzas de esta historia:
La inmortalidad del alma.
La justicia cósmica.
El libre albedrío y la responsabilidad, ya que la elección de la próxima vida implica que los individuos tienen cierto control sobre su destino, si bien ese control puede ser malinterpretado o mal utilizado.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“No son coincidencias”: https://www.amazon.es/dp/B083XVGBHZ
Er describió cómo su alma, junto con otras, fue llevada a un lugar donde se juzgaba a los muertos. Aquí, las almas eran juzgadas por sus acciones terrenales; los justos iban hacia arriba a un lugar de luz y alegría, mientras que los malvados iban a un lugar bajo tierra lleno de oscuridad y tormento.
Las almas fueron llevadas a un lugar desde donde podían ver todo el universo, estrellas, planetas, galaxias…
Estas almas, después de haber visto el juicio y el ciclo cósmico, podían elegir su próxima vida y, según contó Er, las almas escogían con base en sus experiencias pasadas, muchas veces cometiendo el error de elegir vidas que parecían atractivas a primera vista pero que resultaban difíciles o infelices.
Finalmente, en el caso de Er, no llegó a beber en lo que definió como el “río de la indiferencia” (Leteo), que hacía olvidar a las almas sus vidas pasadas, por lo que fue enviado de vuelta a la vida para contar su experiencia como testimonio de lo que sucede después de la muerte.
La inmortalidad del alma.
La justicia cósmica.
El libre albedrío y la responsabilidad, ya que la elección de la próxima vida implica que los individuos tienen cierto control sobre su destino, si bien ese control puede ser malinterpretado o mal utilizado.
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