viernes, 31 de enero de 2025

La “Interpretación de Copenhague”: Nuestra mente crea la realidad

(AZprensa) Para entender el efecto que nuestra mente ejerce sobre la materia, hay un experimento que lo demuestra, el llamado “experimento de la doble rendija”. En el mismo, se emite un haz de partículas subatómicas; cuando el investigador las observa directamente, estas partículas se comportan como ondas que se propagan, y cuando el investigador no las observa directamente, estas partículas se comportan como partículas, es decir, como electrones. El experimento se ha realizado en múltiples ocasiones, y siempre arroja el mismo resultado: si lo miras, se propagan como ondas, y si no lo miras se propaga como partículas.
 
Tratando de encontrar una explicación a este fenómeno, la “Interpretación de Copenhague” es una de las interpretaciones más aceptadas de la mecánica cuántica. Basada en los trabajos de los años veinte de los físicos Niels Bohr y Werner Heisenberg, la “Interpretación de Copenhague” puede considerarse la visión ortodoxa de la mecánica cuántica.
 
Según esta teoría, la realidad subatómica está en un estado de superposición hasta que se observe; es decir: las partículas no tienen propiedades definidas hasta que un observador las mida. Esto significa que la mente humana desempeña un papel crucial a la hora de crear la realidad… aunque sea a nivel subatómico.
 
Dicho en otras palabras: Un objeto cuántico no tiene un estado objetivo definido hasta que se mide, y el acto de medir un objeto afecta a su estado. En lugar de existir como una entidad definida con una ubicación específica en el espacio y el tiempo hasta que se observa o mide, las partículas tienen a la vez todos los estados posibles. Esto es lo que se conoce como “superposición”, y solo cuando se observan estas partículas, “colapsan” en un estado definido de entre cualquier otro posible.
 
Todo esto da pie a interminables debates tanto filosóficos como científicos, porque según se ha demostrado en este tipo de experimentos, lo percibido por los sentidos es solo una ilusión o una proyección de la coherencia oculta. Por eso, si nuestra mente es capaz de afectar y modificar la naturaleza de las cosas, ¿somos nosotros parte de la mente creadora del universo?
 
Claro, algunos dicen que esto sólo se ha demostrado a nivel subatómico pero no tiene por qué ser cierto a escalas más grandes; otros –por el contrario- afirman que esto demuestra la conexión profunda entre la mente humana y la creación del universo y que, simplemente, aún no hemos sido capaces de hallar ningún experimento que –al igual que el de la “doble rendija”- lo demuestre a gran escala.
 
De lo que sí hay pruebas es de cómo el poder de la mente humana es capaz de influir en muchas ocasiones en los acontecimientos que influyen en nuestra vida diaria, tanto a nivel positivo como a nivel negativo. Cuando uno pone toda su fuerza de voluntad (y también su preparación y su trabajo) en lograr alguna meta, con frecuencia se consigue. De igual forma, cuando alguien va de pesimista por la vida y piensa que todo le sale mal, que está gafado, y no se esfuerza, ni se prepara ni lucha por cambiar esa situación… pues sigue igual de gafado en la vida.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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