La obra del espíritu nunca muere (6)
(AZprensa) En 1894, Erika Lie Nissen construyó una nueva
vida junto con su hermana Ida y sus hijos y el Estado le concedió un salario como
artista, siendo la décima artista en Noruega y la segunda mujer, después de
Camilla Collett, que lo recibía.
Y por fin, en 1895, Erika y Oskar acordaron divorciarse,
entre otras razones porque él ya había encontrado un nuevo amor en la persona
de Fernanda Thomesen, quien recientemente se había divorciado de su marido. Y
fue todo tan rápido que se casaron ese mismo año.
En abril de 1897, Erika regresó a Kongsvinger y en 1899
visitó Bergen con su hijo, el pianista Karl Nissen, para dar un concierto.
Según el crítico musical de la revista “Revyen”, Joachim Lampe, madre e hijo
silenciaron el auditorio: "En una iglesia te sientas tranquilamente. Y cuando
Erika Nissen toca, entonces estamos en la Iglesia... con Erika Nissen, la
Música es Arquitectura, con las líneas más altas, más puras y más finas que
puedas imaginar”. No sólo es que Erika Lie Nissen fuese profundamente
religiosa, sino que para ella cualquier concierto se transformaba en un
auténtico rito religioso.
Una fotografía de 1898 nos mostraba a un selecto grupo de
artistas y personajes célebres durante el Festival de Bergen. Entre ellos se encontraban: Edvard Grieg, Erika Nissen,
Christian Sinding, Johan Halvorsen, Gerhard Schjelderup, Agathe Backer
Grøndahl, Iver Paul Fredrik Holter, Thorvald A. Lammers, Nina Grieg, Christian
Cappelen, Johan Svendsen y Ole Olsen.
Erika continuó con conciertos y obras de caridad y su
compromiso social estaba tan arraigado que un día a la semana realizaba una
jornada de puertas abiertas para los pobres. Sin embargo su salud se había ido
debilitando y sufría con frecuencia dolores de cabeza que los médicos combatían
con una, quizás demasiado fuerte, medicación. Durante el último invierno que
vivió, a pesar de su mala salud, insistió en dar conciertos benéficos: "La
pobreza es a menudo tan grave… por eso quiero tocar para ellos".
Finalmente, el 27 de octubre de 1903 murió tras ocho meses de dolorosa enfermedad,
parece ser que de neumonía. El triste suceso fue noticia de portada en todos
los periódicos de la época.
"Con dolor, damos a conocer al público, a través de
este mensaje, que nuestra querida artista ha fallecido hoy a las dos en punto.
Fue una neumonía persistente la que destrozó su ya débil cuerpo, en donde vivía
un espíritu fuerte y excelente", decía –por ejemplo- el diario “Morgenbladet”.
Por su parte, la autora Hulda Garborg escribía: "Es
triste pensar en ello. Hoy en día, constantemente me imagino la hermosa imagen
que Werenskiold tenía de ella: el rostro pálido con una expresión casi de
éxtasis y el vestido de terciopelo rojo frente al piano de cola. Sí, sí,
gracias a Dios que ella ha estado entre nosotros".
Los periódicos se referían a ella como “una sólida institución
en Noruega”. El funeral en la iglesia de Vår Frelser estuvo lleno hasta los
topes con varios miles de personas, entre ellos miembros del gobierno y la
orquesta del Teatro Nacional bajo la dirección del mismísimo Edvard Grieg.
Siete años después, se erigió un monumento en su honor.
Se encuentra justo fuera del bosque de honor en el cementerio de Vår Frelser, a
pocos metros de donde reposan sus queridos Nordraak y Bjørnson. Durante la
inauguración, Ragna Nielsen afirmó: "La obra de Erika Nissen siempre vivirá
en Noruega. La obra del espíritu nunca muere. Ya sea que la gente lo sepa y lo
entienda o no, la obra del espíritu se comunica y se propaga de alma humana a
alma humana".
Imagen: Fotografía tomada en el Festival de Bergen de
1898 en donde aparecen (en orden aleatorio) artistas y celebridades: Edvard
Grieg, Erika Nissen, Christian Sinding, Johan Halvorsen, Gerhard Schjelderup,
Agathe Backer Grøndahl, Iver Paul Fredrik Holter, Thorvald A. Lammers, Nina
Grieg, Christian Cappelen, Johan Svendsen y Ole Olsen.
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