martes, 7 de enero de 2025

La obra del espíritu nunca muere (7)

(AZprensa) Como hemos visto a través de estos capítulos, y en especial a través de las últimas palabras que le dedicaron (“La obra del espíritu nunca muere. Ya sea que la gente lo sepa y lo entienda o no, la obra del espíritu se comunica y se propaga de alma humana a alma humana”), esa obra, la figura de Erika y lo que representó, me llegó hasta lo más profundo de mi ser de una manera muy especial, “de alma humana a alma humana” tal como dijeron. Porque aquella visión que un día tuve de su imagen tocando el piano, tal como reflejaba el cuadro que le pintó Werenskiold, conectó de manera inmediata con mi ser interno, como si ella fuera la anterior encarnación de mi madre y explicara esto el por qué de mi amor y pasión por Noruega, mi afición a la música y en especial al piano, y –sobre todo- mi vocación artística, mi trayectoria personal como poeta y mi trayectoria profesional como escritor.
 
He tenido que recurrir a muchas y variadas fuentes para reconstruir su historia, una historia que refleja las dinámicas sociales y personales de su tiempo, donde el amor, la fama y las convenciones sociales se entrelazaban de manera intrigante y a veces trágica.
 
Por eso para terminar, ofrezco –con las limitaciones que una traducción a otro idioma conlleva el reto de traducir poesía- aquél poema que le dedicó el famoso poeta y Permio Nobel, Bjørnstjerne Bjørnson, a Erika Nissen, o Erika Lie, por la que siempre se sintió fascinado, tanto como aquellos coetáneos que tuvieron la dicha de escuchar sus sentidas interpretaciones al piano.
 
A Erika Lie
 
Cuando los noruegos
dibujan sus propios tonos,
no hay montañas por todas partes, sino
también largas llanuras,
que en las noches de verano
contrastan con un resplandor húmedo de rocío contra la mañana.
 
También los grandes bosques,
que en largas ondas
bañan todo el valle de Glommen, y
también los verdes lívidos,
que juntos se deslizan
ligeros y fáciles por todos lados.
 
No sólo el mar
agitado por la tormenta
y enterrado con fragmentos desnudos de espuma, sino
también mares brillantes,
también islas alegres,
donde se siembra y se hace heno.
 
Para revelar
todas las cosas bellas y claras,
como una bandada de pájaros del norte bajo el sol
o todos los arroyos,
cuando arde una aurora boreal,
es necesario que haya manos de niña.
 
El tuyo vino y lo tomó,
como lo golpeó un reencuentro,
cuadro tras cuadro, cuando lo ahuyentaste
del espíritu del poeta,
donde en el viento anhelante
yacía tenso, hasta que le diste la mano.
 
Padre y madre, que en casa
pudieron afinar tempranamente
el instrumento en vosotros y promover
estos sueños sonoros,
que ahora fluyen tan deliciosamente,
os dieron el poder, ¡lo vaciaréis!
 
Pronto
vemos en los anillos de luz
chispas parpadeantes y oscilantes que surgen de la caricia del padre;
pronto lo conocemos de cerca,
el espejo de lo alto,
el ojo melancólico de la madre.
 
La austeridad del alma infantil
mantiene el estado de ánimo durante mucho tiempo,
por eso su fe debe penetrar en la vida
pura como el tono del discurso
en la sala iluminada por las fiestas,
¡la muchacha rubia del valle de Glommen!
 
Imagen: El valle de Glommen en Noruega.
 
Continuará…
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon:
https://www.amazon.com/author/fisac
“Arquitecto de emociones”: https://www.amazon.es/dp/1703376927

No hay comentarios: