Desde que asumió la presidencia, Sánchez ha utilizado la exhumación de Franco en 2019 como un símbolo de su compromiso con la memoria histórica y la democracia. Sin embargo, la continua explotación de este evento histórico sugiere una estrategia más profunda: desviar la atención de los problemas actuales que afectan a España. La administración de Sánchez ha enfrentado críticas por su manejo de la economía, el empleo, la vivienda y la seguridad ciudadana, entre otros. En este contexto, la figura de Franco se convierte en una "cortina de humo" que permite a Sánchez posicionarse como defensor de la democracia frente a un pasado autoritario, un papel que, aunque emocionalmente cargado, no resuelve las cuestiones inmediatas que preocupan a los españoles.
El uso de Franco como una herramienta de división no es nuevo, pero bajo el liderazgo de Sánchez, ha alcanzado nuevas dimensiones. Se ha señalado que este recurso estratégico busca despertar emociones profundas y enfrentar a distintos sectores de la sociedad española, fomentando una polarización que podría beneficiar electoralmente al PSOE al movilizar a su base y a aquellos que ven en Franco un símbolo de lo que no debe ser España. Además, esta táctica es oportunista y perpetúa divisiones históricas en vez de fomentar la reconciliación nacional que ya se había logrado con la transición democrática llevada a cabo de Adolfo Suárez.
Sánchez prefiere mantener a los ciudadanos anclados en el pasado, lo cual evita un escrutinio más profundo de su gestión. La constante utilización de Franco como “cortina de humo” para distraer a la población, es un recurso cortoplacista para seguir amarrado al poder y un claro ejemplo de la debilidad política de su gobierno.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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