domingo, 9 de abril de 2023

De las barricadas a las mariscadas

(AZprensa) Hoy no se puede entender a un buen sindicalista español de Comisiones Obreras (CCOO)  o de la Unión General de Trabajadores (UGT) si no es frente a una buena fuente de mariscos en un restaurante de lujo, que a eso es a lo que se dedican. Reciben ingentes cantidades de dinero del Gobierno y su trabajo (aparte de comer marisco) es el de organizar manifestaciones en contra del Gobierno (cuando quien gobierna es la derecha) o estarse calladitos y masticando, sin protestar nada de lo que haga el Gobierno (cuando quien gobierna es la izquierda).
 
Así son las cosas hoy, pero si echamos la vista atrás, veremos que los sindicalistas nacieron hermanados con los anarquistas. La primera huelga general de España tuvo lugar en Barcelona y otras importantes ciudades el 2 de julio de 1855 y como prueba de su carácter “cívico y constructivo”, queda el lema que gritaban en la misma: “¡Asociación o muerte!”.
 
Como podemos ver, algo muy típico de anarquistas y de todos los que gritan “libertad” convencidos de que esa palabra es patrimonio exclusivo de ellos y que se debe perseguir y represaliar a todos los que no piensen igual.
 
Estos anarquistas sindicales no pululaban sólo por España, sino que también lo hacían por Francia y por Italia (¡ay, el carácter mediterráneo! Por el contrario, frente a este sindicalismo violento, los ingleses daban una lección de civismo y apostaban por un sistema sindical de evolución sobre la economía, y en 1911 creaban su Federación de Trabajadores.
 
Dos modelos muy distintos, uno violento y radical, y otro más racional, centrado en la economía. Con el paso de los años hemos podido ver que sólo las gambas y los centollos han conseguido amansar a los anarco-sindicalistas españoles, los cuales siguen ciegos y sordos ante la sociedad y sólo obedecen a sus patronos de izquierdas y hacen todo lo que ellos les pidan. Y cuando ha gobernado la derecha, han seguido con sus mismos privilegios porque nadie se ha atrevido a quitárselos… bueno, sí, hay una excepción: en Castilla y León, donde por primera vez se ha instalado un gobierno PP-Vox se han quitado las subvenciones a los sindicatos (ya venía dando ejemplo Vox con su sindicato “Solidaridad” que se sustenta en las cuotas de sus afiliados). Y es que si los sindicatos representan a los trabajadores, tienen que vivir de las cuotas de los trabajadores, porque si viven de las subvenciones del Gobierno, nunca defenderán de verdad a los trabajadores sino a ese Gobierno que les da de comer… ¡y qué comidas!

Como hemos echado una mirada al pasado, baste recordar que por esa época convulsa de anarquistas sindicalistas por las calles, Noruega demostraba a Europa que iba muchos años por delante y en 1907 mostraba el camino a seguir y concedía el voto a las mujeres. (Por cierto, ¿es que a las mujeres no les gustan los mariscos? Porque resulta que en todas esas mariscadas que se meten los de la cúpula de CCOO y UGT casi nunca se ve a ninguna mujer. ¡Qué cosas!
 


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