lunes, 3 de abril de 2023

Un planeta desconocido: La odisea de ir al cuarto de baño

(AZprensa) Algo tan sencillo como ir al cuarto de baño para asearnos o hacer nuestras necesidades, se convierte en toda una odisea cuando hay que hacerlo en la Antártida. El simple aseo personal entraña notables inconvenientes. Los científicos que trabajan allí suelen disponer de unos dos minutos (dos veces por semana) para ducharse, porque calentar el hielo para derretirlo y poder beber o lavarse consume muchos recursos. Afortunadamente, hoy en día también disponen de una sauna en donde poder calentarse y combatir, cuando sea necesario, los problemas –por otra parte, frecuentes- de congelación.
 
Los baños son minúsculos (cuanto mayor sea el espacio más energía se necesitará para calentar cualquier estancia) y son compartidos de forma indistinta por hombres y mujeres. El pis se hace en unas botellas (los hombres) o en unos tarros (las mujeres) y después se vierte su contenido en unos barriles. En cuanto a la caca, hay un vater pero sólo se tira de la cisterna cuando es realmente necesario. Todos esos residuos humanos van a parar a un pozo y eso es lo único que no se reenvía al país de origen para reciclar.
 
Y es que todos están de acuerdo en preservar lo más posible la pureza de este continente helado. No se pueden usar perfumes ni desodorantes porque contaminan. Los aparatos eléctricos de uso no profesional, que superen los 100 vatios, están prohibidos, y las pilas se agotan enseguida. El frío es tan intenso que si se cae, por ejemplo, una llave inglesa al suelo, esta se parte. Y allí no hay piezas de repuesto ni ningún servicio de mensajería que pueda llevar los recambios; cada aparato que se rompa o estropee debe ser reparado por los propios científicos con lo que buenamente tengan al alcance.
 
Todos los desechos, los desperdicios, etc. se envían en verano –cuando las condiciones climáticas lo permiten- al país de origen para reciclar. Incluso si durante el invierno muere alguien, entonces se lava el cuerpo y se guarda congelado hasta que al llegar la primavera se pueda repatriar.
 
Como puede comprenderse, vivir en esas condiciones se hace extremadamente duro: espacios reducidos, frío insoportable y, sobre todo, un solo día y una sola noche. Sobre todo en este último caso, el de la noche eterna, los moradores de estas estaciones deben programar actividades y comidas diferentes para cada día de la semana, a fin de tener unas referencias que les permitan comprender el paso del tiempo y mantener la cordura.
 

Que te cuenten lo que quieran, pero pon siempre encima tu propio razonamiento y criterio…
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