sábado, 1 de abril de 2023

Bill Murray contra la hipocresía actual

(AZprensa) La actriz Geena Davis ha publicado su libro de memorias y para conseguir que se vendan muchos ejemplares ha decidido subirse al carro del “me too”, cuya verdadera traducción es: “Yo también me subo al carro de lo que ahora está de moda para ganar notoriedad y sentirme aceptado por la masa y por la élite que nos gobierna”.
 
Para promocionar su libro ha comentado las incorrecciones (las ha llamado "acoso") de Bill Murray cuando rodó con él la película “Con la poli en los talones” en el año 1990. ¡Caramba! ¡Qué casualidad que no haya comentado nada de eso en los últimos 32 años! Digo yo que no sería tan importante ni “traumatizante” como para mantenerlo en silencio ¡más de un cuarto de siglo!
 
Ha contado que Bill le propuso darle un masaje y ella se negó (bueno, pues ya está), que le gritó por llegar tarde (pues parece lógico que si esa película la pagaba él, estuviese preocupado porque todos cumpliesen), y que le hiciese una proposición sexual (pues si le gustaba, parece lógico que quisiera ligar con ella). En definitiva: No hubo ningún acto ni ninguna agresión; todo fue de palabra y de palabra… de un actor que ya era muy popular (y por consiguiente ella debía saber con quién iba a tratar) y que se caracterizaba por todo lo que voy a contar…
 
Dice de él, uno de sus directores favoritos, Harold Ramis, que “le gusta vivir al límite, y eso significa que es ahí a donde arrastra a todos los demás. Tiene dos estados. El sueño y la sobreexcitación”. Y es que Bill Murray es un auténtico gamberro, un bromista perenne, una persona políticamente incorrecta… tanto es así que en el año 1986 (antes del rodaje de la citada película) fue galardonado como “Hombre del año” por su “irreverencia carente de principios”.
 
Quienes lo conocen bien dicen que “si esperas algo de él, estás perdido. Obtendrás justo lo contrario”. Y él es una persona que se muestra tal como es, que no intenta fingir ni aparentar lo que no es: “Ser tú es una buena sensación; porque eso es lo único que eres… y sólo hay una persona que seas tú. Tú eres el único que eres tú”, dice Murray.
 
Pero ahora, en 2022 el sentido del humor ha muerto. Ya no se pueden hacer chistes de casi nada porque siempre hay alguien que se ofende. Ya no se pueden gastar bromas porque siempre hay alguien que se ofende. Ya no se puede ser “tú mismo” sino que tienes que convertirte en un borrego más del rebaño que guían las élites.
 
Ante el aluvión de críticas por aquellas tonterías del año 1990 y a las que nadie había dado importancia en los últimos 32 años, Bill Murray lo ha resumido con una frase memorable: “El mundo es diferente a cuando yo era niño. Lo que me parecía divertido de pequeño no es necesariamente lo que es divertido ahora”.
 
Yo añadiría que ahora ya no hay nada divertido porque el mundo está lleno de “ofendiditos”. Y el pobre Murray, que ya tiene 72 años, ha dicho, para no echar más leña al fuego: “Las cosas cambian, los tiempos cambian, y es importante que lo entienda”.
 
Pues no, yo me rebelo contra la hipocresía actual. Y para mí, el error que cometió Bill Murray hace más de un cuarto de siglo y que ahora está en primera plana de actualidad, fue contratar a Geena Davies sin haber comprobado antes si ella era una persona con sentido del humor. Porque como ya dijo él hace unos años, la clave está en “rodearse de personas con mentalidad libre y abierta, porque con ellos puedes hacer el tonto sin sentirte mal”.
 


Cada día que pasa hay más personas necesitadas de esta medicina:
“Humormicina”: https://amzn.to/3rSbaZy

No hay comentarios: