(AZprensa) En el museo de la ciudad de Málaga, dedicado al pintor Pablo Picasso, se puede seguir toda su trayectoria artística en orden cronológico. Se empieza viendo sus primeros cuadros y dibujos y se acaba por sus últimas obras. Esta forma de exponer la obra de un pintor permite apreciar la evolución del mismo a través de los años y, en el caso de Picasso nos llevamos una sorpresa…
Todos conocen quién era Picasso y seguramente reconocerán alguno de sus cuadros más famosos… otra cosa es que les gusten o los entiendan, porque eso del cubismo no es algo que despierte admiración en todas las personas. Sin embargo, al contemplar sus primeros cuadros uno se da cuenta que el joven Picasso pintaba de maravilla, era un grandísimo pintor, pero… pintaba las cosas tal como eran, es decir, pintura realista, y con tanta competencia como hay en el mundo del arte es difícil destacar y abrirse camino.
Todos conocen quién era Picasso y seguramente reconocerán alguno de sus cuadros más famosos… otra cosa es que les gusten o los entiendan, porque eso del cubismo no es algo que despierte admiración en todas las personas. Sin embargo, al contemplar sus primeros cuadros uno se da cuenta que el joven Picasso pintaba de maravilla, era un grandísimo pintor, pero… pintaba las cosas tal como eran, es decir, pintura realista, y con tanta competencia como hay en el mundo del arte es difícil destacar y abrirse camino.
Pero un buen día, Picasso empezó a pintar las cosas no como las veía sino de la forma en que las imaginaba, y entonces los eruditos y expertos en arte se dijeron que aquello era diferente a cuanto habían visto antes y ensalzaron su trabajo catapultándolo a la fama. Lógicamente, en aquél primer momento, Picasso se encontró en un dilema: pintar de forma ortodoxa reflejando las cosas tal como las vemos todos y pasar hambre, o pintar cosas raras y hacerse famoso y rico. Optó por lo segundo.
Como anécdota de lo bien que pintaba Picasso en sus primeros años, he rescatado una anécdota: En el año 1905 Picasso, inmerso en esa época de transición en la que mezclaba la pintura realista con lo que sería luego su estilo más personal, pintó un cuadro en donde aparecían unos preciosos granos de maíz. Entonces, y ante el asombro de los que en aquél momento le rodeaban, tiró el cuadro al suelo de un corral por donde andaban revoloteando unas gallinas. Cuando las gallinas se acercaron curiosas al cuadro, pensaron que aquellos granos de maíz eran auténticos y comenzaron a picotearlo. Entonces Picasso dijo a los asombrados espectadores: “Miren ustedes, hasta las gallinas me comprenden”.
Así que todos aquellos que siguen sin comprender la pintura de este artista, que sepan que las gallinas sí supieron comprender a tiempo que se hallaban ante un pintor con un estilo muy personal y diferente.
Fotografía: Para que podáis entender mejor la evolución de Picasso aquí tenéis varios autorretratos que se hizo, desde los 15 años el primero hasta el último a los 90 años. Sí, en todos ellos el que aparece pintado es él mismo. Si hubiese seguido pintando como cuando tenía 15 años habría pasado desapercibido y quizás se hubiera tenido que dedicar a otra cosa para subsistir.
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