(AZprensa)
Voz, imagen y lenguaje no verbal son los tres elementos fundamentales para que
el ser humano practique idóneamente la comunicación con el resto de personas,
ya sea en el ámbito presencial -en conversaciones privadas o en reuniones
profesionales- para hablar en público, a través del teléfono o de aplicaciones
de audio y en las plataformas de videoconferencias online. Para centramos en la
voz como herramienta de comunicación, con los matices que puede adoptar su tono
y timbre, el experto en comunicación de la Fundación Casaverde, Julio García,
propone en este “Decálogo de la voz” puntos básicos o pautas para potenciarla y
sacar el máximo rendimiento a la expresión oral.
DECÁLOGO
Y PAUTAS DE LA VOZ
1.-
Voces graves, agudas y medias
Nuestra
voz encajará en una de estas tres áreas de catalogación: voces graves, agudas y
medias. El tono grave es fácilmente reconocible porque se apoya en la garganta
y fluye de manera profunda, la aguda es aquella que puede resultar chillona al
oído, y media es la que ofrece más matices y registros por poder ser maleable y
dúctil en la entonación de las palabras y configuración de las frases.
2.-
Trabajar y educar la voz
La
voz se puede trabajar y mejorar. A través de ejercicios de respiración
diafragmática, expulsamos el aire y pronunciamos sílabas en tono alto, medio y
bajo para difundir los mensajes de manera adecuada. Es necesario practicar y
ensayar con asiduidad, grabar el sonido y escuchar. Resulta útil trabajar con
habilidad los silencios en una conversación para llamar la atención del
interlocutor. Un silencio a tiempo pondrá en valor la palabra con la que
arranque la siguiente frase.
3.-
Proyectar y lanzar la voz
Debemos
proyectar nuestra voz. El sonido no debe quedar tapado y oculto en la boca. Es
imprescindible hablar en tono medio y alto, si lo requiere la frase o la
palabra que pronunciamos. Debe ser nuestro objetivo evitar la monotonía de la
voz, subir y bajar su volumen para remarcar o acentuar determinados fragmentos
de la conversación.
4.-
Pronunciar correctamente
Hay
que vocalizar bien, pronunciar correctamente cada sílaba y cada letra. Nos
ayudará a ello realizar ejercicios de vocalización abriendo la boca, marcando y
separando sílabas y deletreando. Cada expresión necesita un modo distinto de
adaptación al mensaje que queremos transmitir y así poder crear imágenes con
las palabras por la forma en que las decimos. Es lo que denominamos hablar con
“intención” para huir de la voz plana y obtener diferentes registros de nuestra
manera de hablar.
5.-
La respiración ayuda a modular la voz
Hay
que respirar adecuadamente para no acabar ahogados al final de las frases. Las
comas y los puntos que hagamos con la expresión oral, o la lectura en voz alta,
deben ser aprovechados con los mínimos descansos de escasos segundos que
hagamos, para oxigenar la voz; no forzarla, hablar en tonos que nos resulten
cómodos para que no sufra la garganta.
6.-
Terminar las frases en tono elevado
No
bajar el tono de las frases al final. Cada fragmento oral que pronunciamos debe
dejar al interlocutor que nos escucha con ganas de escuchar el siguiente. Por
tanto, no se trata de “desinflar” el mensaje, sino de dar importancia y relieve
al final de frase para que enganche adecuadamente con la siguiente.
7.-
Identifiquemos nuestra voz
Es
necesario conocer nuestra voz. Para ello podemos grabarla en el móvil y
escuchar. Seguramente no reconozcamos nuestra voz al principio, pero con la
escucha activa observaremos que podemos mejorar si practicamos y realizamos
ejercicios de lectura en voz alta. Preguntemos a los demás que les parece
nuestra voz.
8.-
No “pisar” las conversaciones
No
mezclar conversaciones. Dejar hablar a los demás. Esperar un turno de palabra
para que no se superpongan las voces porque se contamina la conversación y se
hace ininteligible. Debatir con respeto a los demás y procurando que alguien
ejerza de moderador cuando hablen más de dos personas.
9.-
Fijar titulares
Dar
titulares. Frases cortas e impactantes. Ideas concretas. No mezclar temas. Hay
que responder exactamente a lo que se nos pregunta. Lo que queda en el
subconsciente de la persona es la frase que más llama la atención. Un titular
periodístico de 4 o 5 palabras es más efectivo que un texto extenso.
10.-
Sintetizar y condensar
Condensar,
resumir. Hacer balance al final del discurso o la charla, ya sea en
conversaciones personales o profesionales. Si el diálogo, el debate o el
discurso son muy largos, cada poco tiempo se debe resumir de lo anterior y
retomar la charla. Hay que dejar tiempo para pensar y asimilar conceptos, medir
el ritmo del habla para no ir muy lento ni demasiado rápido.
Estos
son elementos clave que podemos practicar de manera cómoda y sencilla en
cualquier momento. Primero, podemos trabajar individualmente y luego con más
personas, en el ámbito familiar, social o profesional. La voz se cuida, se
trabaja, se puede modelar y nos va a servir siempre para comunicar con más
eficacia. Pero además, tengamos en cuenta que los silencios provocados tienen a
veces más fuerza que las propias palabras. Se dice a veces más con lo que se
calla que con lo que se habla.
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