(AZprensa) Para cualquier recién llegado a una estación
de investigación en la Antártida, hay una serie de modificaciones en su propio
cuerpo que llaman indudablemente la atención. De entrada, aun cuando la
temperatura de los habitáculos esté por encima de cero y los científicos lleven
varios kilos de ropa especial encima, su temperatura corporal nunca supera los
36º C.
También es muy visible cómo las uñas crecen mucho pero se
hacen duras y difíciles de cortar, y las de los pies más aún. En pleno invierno
se suele formar una media luna de sangre debajo de cada uña, aunque no duele.
Otro tanto sucede al pelo que, o bien crece muy deprisa o por el contrario deja
de crecer.
Cuando una persona se ensucia lo bastante, su piel se
descama, un proceso que viene a ser un sistema natural de limpieza en seco. La
piel, sobre todo la de las manos, tiende a secarse y resquebrajarse, abriéndose
grietas profundas y duras que no cicatrizan. Aunque parezca increíble, lo único
que consigue cerrarlas es el pegamento de contacto que a pesar de su toxicidad
(por ejemplo no puede utilizarse para pegar un diente roto ya que podría dañar
el nervio) no produce daños apreciables.
En cuanto a las heridas, es conveniente frotarlas con
aceite con vitamina E para que cicatricen mejor; sin embargo se observa cómo
las heridas no cicatrizan bien durante los meses de luz constante y en cambio
cicatrizan mucho mejor durante los meses de oscuridad invernal.
Son muy frecuentes también las hemorragias nasales,
debido posiblemente a la escasa humedad y a la altitud (recordemos que el
espesor de la capa de hielo que hay sobre la tierra continental supera
ampliamente los dos kilómetros). Cuando las temperaturas externas están por debajo
de los –34º C (como allí es habitual) hay que recurrir en estos casos a la
epinefrina para detener las hemorragias y si esto no es suficiente, a la
cauterización.
En el Polo Sur no pueden utilizarse tiritas ni
esparadrapo porque allí no son capaces de adherirse a la piel, por ello los
científicos que trabajan en estas estaciones deben utilizar para estos
menesteres cinta aislante, de esa que se utiliza para proteger los cables
eléctricos o pegar tuberías.
Y más vale tener bien la vista porque allí no se pueden
utilizar lentillas ya que estas se quedarían pegadas a la córnea; por ello,
quien lo necesite, deberá usar gafas, aunque con el inconveniente de tener que
estar siempre limpiándolas porque se empañan constantemente.
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