La
prensa rosa ha dejado al botox (toxina botulínica) como ejemplo de banalidad,
de aquellas personas que quieren ocultar sus arrugas y se niegan a aceptarse
tal y como son. Sin embargo esta toxina, que comercializa el laboratorio Allergan
como “Botox” tiene importantes utilidades terapéuticas y ahora el ministerio de
Sanidad le ha concedido la autorización de una nueva indicación: tratamiento de la vejiga hiperactiva idiopática
(VHI) en pacientes adultos con
síntomas de incontinencia urinaria, urgencia y que han tenido una respuesta
inadecuada o no toleran la medicación anticolinérgica.
En nuestro país, aproximadamente, el
23,6% de las mujeres y el 15,4% de los hombres sufre vejiga hiperactiva, en
total, más de 6,5 millones de
personas padecen este trastorno. Los casos de vejiga hiperactiva idiopática son
de origen desconocido y se caracterizan por una necesidad urgente incontrolada para
orinar (urgencia), micción frecuente (frecuencia) y pérdidas inesperadas de
orina (incontinencia urinaria).
En estos casos,
una sola inyección de “Botox” mantiene su efecto durante seis meses, lo que sin
duda hará que los pacientes acepten de muy buen grado este nuevo tratamiento.
Pero no es esta
su única indicación “seria” sino que también tiene utilidad en afecciones tales
como blefaroespasmo, espasmo facial, espasticidad focal, disfunciones
vesicales, etc.
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