Un interesante artículo publicado en la revista Quo analiza los medicamentos más caros del mundo, una lista encabezada por
Soliris cuyo coste anual del tratamiento es de 302.000 euros.
En términos generales, los fármacos contra el cáncer suponen
en muchos casos un coste de varios miles de euros al año, una cifra en la que
se encuadran también algunos tratamientos contra la infertilidad. Sin embargo
son los fármacos destinados a combatir las enfermedades raras los que se llevan
la palma de este exagerado coste. Pero ¿está justificado?
Se entiende por enfermedad rara (ER) aquella que padecen
cinco o menos personas por cada 10.000 personas; es decir, las posibilidades de
hacer negocio en un mercado con tan pocos clientes potenciales son mínimas y es
lógico que a ninguna compañía comercial le interese entrar en ese campo; sólo
lo hacen cuando investigando un fármaco destinado a dolencias que afecten a
muchos miles de personas, descubren –accidentalmente- que también tienen
utilidad en alguna enfermedad rara. Llegados a este punto ¿prosiguen con esa
línea de investigación?
En 1983 Estados Unidos aprobó una ley para obligar a los
laboratorios farmacéuticos a continuar este tipo de investigaciones y en 1999
se extendió a la Unión Europea. Pero los Gobiernos tuvieron que hacer una
concesión: los laboratorios podrían poner el precio que quisiesen a esos
fármacos para enfermedades raras que eventualmente descubriesen.
Tampoco hay que extrañarse por esto. Los laboratorios
farmacéuticos son empresas comerciales no ONGs y por consiguiente si afrontan
grandes inversiones lo hacen pensando en obtener después el correspondiente
beneficio. Descubrir un nuevo medicamento cuesta en general más de 1.000
millones de euros y si sólo va a poder ser utilizado por unos pocos cientos de
pacientes, es evidente que las cifras de retorno de la inversión no cuadran.
En el mundo hay más de 7.000 enfermedades raras y sólo 300
de ellas disponen de algún tratamiento, la mayoría de coste casi inasumible.
Pero ¿se puede pedir a una empresa comercial que entre en pérdidas para poder
dar esperanza a esos pacientes? En cualquier caso, como siempre, los
laboratorios son “el malo de la película” y mientras todos les atacan ellos
callan y no se atreven a decir cuál es la situación real en que se encuentran.
Los medicamentos más caros:
Soliris (Hemoglobina paroxística nocturna): 302.000 €/año
Elaprase (Síndrome de Hunter): 280.000 €/año
Neglazyme (Maroteaux-Lamy): 274.000 €/año
Myozime (De Pompe): 220.000 €/año
Acth (Convulsiones): 102.000 €/año
Yerboy (Antitumoral): 17.738 €/año
Somavert (Antitumoral): 4.100 €/año
Nexavar (Antitumoral): 4.000 €/año
Zelboraf (Antitumoral): 3.595 €/año
Afinitor (Antitumoral): 3.491 €/año
Perjoveris (Infertilidad): 780 €/tratamiento
Puregon (Infertilidad): 714 €/tratamiento
Exjade (Anemias): 700 €/tratamiento
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