(AZprensa) El estudio de los meteoritos (rocas que caen
ala Tierra desde el espacio) proporciona numerosa información para comprender
mejor nuestro planeta y cómo se desarrolló la vida, pero encontrarlos no es
tarea fácil... salvo que te vayas a la Antártida. Allí las duras condiciones
climáticas (clima seco y helado) hacen que conserven sus propiedades sin verse
alterados por el entorno, y además los movimientos de las capas de hielo llegan
a concentrar los meteoritos en ciertos lugares, haciendo relativamente fácil
para los científicos encontrarlos. Por este motivo la NASA, la National Science
Foundation (NSF) y la institución Smithsonian (SI) han renovado su acuerdo para
buscar, recoger y analizar meteoritos antárticos en una alianza conocida como
ANSMET.
Los meteoritos allí encontrados son
representativos de los objetos que de forma constante a lo largo de la historia
han caído sobre la Tierra. La mayor parte de ellos proceden de la Luna, del
cinturón de asteroides o de Marte, pero ¿cómo podemos saber si un meteorito
procede de Marte? Sencillamente estudiando sus edades y composiciones, y
comparando sus propiedades con las obtenidas por las misiones robóticas de
Estados Unidos en la superficie del planeta vecino.
El estudio de estos cuerpos celestes puede
dar muchas respuestas sobre la formación de nuestro sistema solar y sobre la
aparición de la vida en la Tierra, pero también plantean nuevas preguntas.
Según el científico del Smithsonian, Tim McCoy, "los meteoritos antárticos
plantean nuevas preguntas acerca de la formación e historia temprana de nuestro
sistema solar” y añade que “algunas de estas preguntas están impulsando nueva
exploración de la sistema solar por misiones de la NASA". Como se ha dicho
siempre, cuanto más sabemos más nos damos cuenta de lo mucho que nos queda por
aprender.
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